Ni problemas de dinero ni reclamación de herencia alguna. Las malas relaciones que arrastraba desde hace años con su progenitor derivaron en una violenta discusión y en un momento de arrebato le mató a golpes. Esta es la versión que facilitó el menor de los cinco hijos del octogenario Manuel Alonso Rivas al confesar el parricidio tras derrumbarse durante el último registro en la finca familiar de Sárdoma, en Vigo, en presencia de la secretaria de la comisión judicial. Una confesión que aún debe ratificar en su declaración oficial en el Juzgado y asistido de abogado para que tenga validez legal.

Las contradicciones en las que incurrió Manuel Alonso, de 43 años y empleado del naval en Vigo, durante las diversas declaraciones que prestó -como el burdo intento de hacer creer que su padre llevaba miles de euros encima siempre y que podría haber sido víctima de unos ladrones-, así como las distintas pruebas y evidencias que la Policía iba descubriendo en la finca familiar -incluidas algunas prendas manchadas de sangre-, y las pistas aportadas por la autopsia practicada a la víctima, llevaron al hijo pequeño del octogenario Manuel Alonso Rivas a desmoronarse durante el último registro practicado la tarde del jueves en la finca familiar donde se encuentran las viviendas de padre e hijo.

La policía considera esclarecida la muerte del octogenario, viudo desde el pasado mes de noviembre, y cuyo cuerpo fue hallado el pasado lunes con la cabeza destrozada en una zona boscosa de Sárdoma envuelto en bolsas de plástico y trapos viejos, con los pies atados con un cinturón.

El parricida confeso manifestó que actuó solo y que fue él quien trasladó el cuerpo a unos 600 metros de la finca familiar hasta el lugar boscoso donde lo encontraron dos vecinos suyos tapado con paja y vegetación a la orilla del regato Eifonso. Uno de los flecos que los investigadores tratan de resolver es cómo trasladó el cuerpo de su padre, mucho más corpulento que él, pues carece de coche. Y es que en principio los plásticos y trapos con los que le envolvieron no presentaban signos de que el cadáver hubiera sido arrastrado.

Aunque Manuel Alonso hijo se mostró colaborador, parece no recordar determinadas cuestiones, y tampoco se le preguntó a la espera de que preste declaración en presencia de su abogado para no vulnerar sus derechos. Entre los interrogantes figura también el lugar donde tuvo lugar el crimen.

La autopsia reveló inicialmente que el octogenario presentaba fuertes golpes en la cabeza que habrían causado su muerte. Tampoco se sabe cual fue el arma homicida, que no ha sido recuperada de momento. Se confía en la colaboración el sospechoso para poder aclarar los diferentes flecos que todavía permanecen abiertos.

Manuel Alonso permanece en los calabozos de la comisaría de la Policía Nacional de López Mora en Vigo a la espera de pasar a disposición judicial. En principio es previsible que su comparecencia ante el juez tenga lugar hoy mismo. Mañana se cumple el plazo máximo de 72 horas que fija la Ley para la puesta a disposición judicial de los detenidos.