El número de fallecidos por la explosión el pasado viernes de una toma clandestina de un conducto de combustible en México se eleva ya a 79 personas, según indicó ayer el máximo responsable de Salud del Gobierno mexicano, Jorge Alcocer. La explosión se produjo en el municipio de Tlahuelilpan, situado en el Estado de Hidalgo, en el centro del país.

El siniestro ocurrió dos horas después de que saltase la alarma al detectarse una fuga intencionada de gasolina que había motivado que decenas de vecinos de la zona se trasladasen allí con bidones para llevarse el hidrocarburo, azuzados por la situación de desabastecimiento. El Ejército, que acudió al lugar, terminó por replegarse ante el temor a un enfrentamiento con la población. Fue entonces cuando se produjo al explosión.

Las tareas de identificación de los cadáveres resultan especialmente duras al estar totalmente calcinados. Hay 66 heridos, por lo que el número de fallecidos podría aumentar.