El avance de los mineros asturianos a través de una galería horizontal hasta el lugar donde se cree que puede estar Julen, el pequeño de dos años que cayó hace hoy diez días en un pozo de más de 100 metros de profundidad en Totalán (Málaga), se frustró ayer después de que se detectase un estrechamiento de la perforación vertical que se ha abierto, que impedía la introducción de los tubos del encamisado. Ante este nuevo contratiempo, se optó por volver a rellenar los últimos veinte metros del pozo y volver a abrir ese último tramo con un diámetro mayor. Los integrantes de la Brigada de Salvamento Minero tenían previsto iniciar la galería a mediodía de ayer, pero a eso de las seis y cuarto de la madrugada, cuando se estaba encamisando el pozo vertical se comprobó que era demasiado estrecho.

Las labores para volver a abrir este orificio marchaban en la noche de ayer "sin descanso" para llegar "lo antes posible" a Julen. "Sentimos que estamos cada vez más cerca de él", aseguraron el portavoz del equipo técnico, Ángel García Vidal, y el delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, quien ha insistido en que el objetivo y el afán de todos sigue siendo "llegar lo antes posible y de manera delicada a Julen" en una situación que ha definido como "extrema e inédita".

"Seguimos trabajando sin descanso, cada vez sentimos que estamos más cerca de Julen y no duden que seguimos apostando por la solución que se diseñó y que esperemos que dé sus frutos muy pronto", aseguró García Vidal. El encamisado -la instalación de unos tubos por los que irá la cápsula para bajar a los mineros- se había iniciado a las dos y media de la madrugada de ayer. Cuando llevaban introducidos 42 metros de tubería, "aparecieron importantes discontinuidades en las paredes de la galería, unas irregularidades que son completamente habituales en este tipo de perforaciones y con estos materiales", dijo el ingeniero. Esto impidió que "la operación de encamisado pudiera continuar.

Los tubos fueron retirados tal cual, ya ensamblados, y quedaron en el exterior del pozo en tanto vuelva a abrirse con una nueva anchura. El equipo de rescatadores no ha querido establecer un plazo para la terminación de esta fase, pero se prevé que los mineros no puedan iniciar la galería horizontal hasta hoy miércoles. Tardarán unas 24 horas en despejar los cuatro metros que les separarán de Julen. Por el momento, se han movido unas 40.000 toneladas de material, lo que supone la carga de unos cuatro mil camiones.

Manualmente

Los mineros trabajarán de dos en dos, en turnos de unos cuarenta minutos. Trabajarán manualmente con piquetas y martillos neumáticos para romper la roca, que a esa profundidad es muy dura. También utilizarán hachas y madera para entibar la galería, que tendrá una ligera inclinación para poder retirar mejor los escombros con una pala. Inicialmente, los mineros trabajarán de rodillas, e incluso echados, para abrir la galería de un metro veinte por uno. En ese ambiente con mucho polvo, será necesario el uso de respiradores y autorescatadores.

Los materiales se irán retirando inicialmente a la caldera de doce metros de profundidad que se ha dejado en el fondo del pozo, por debajo del lugar en el que abrirá la galería. Cuando se hayan cubierto los cuatro metros de la galería, será necesario hacer un sondeo hacia el pozo en el que se supone que esta Julen. Se introducirá una cámara para conocer su colocación exacta. Una vez conocida su localización, serán los Bomberos de Málaga quienes acometerán la última fase del rescate: recuperar a Julen.

Ya con el niño, los Bomberos lo sacarán al exterior en la cápsula de un metro que ha sido elaborado por herreros de Alhaurín de la Torre, la capital de la Axarquía.

Por su parte, el Juzgado de Instrucción número 9 de Málaga ha empezado a recibir todos los informes, declaraciones y atestados relacionados con el suceso y el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil trata de determinar cómo se hizo el pozo y si contaba con las pertinentes autorizaciones, por lo que ha tomado declaración a la persona que lo hizo y al dueño de la finca.

El Seprona intenta dirimir qué se hizo antes, el pozo donde cayó el niño o la zanja que hay en los terrenos de la finca, un dato importante para la investigación, ya que podría dar veracidad a la declaración del empresario que abrió el pozo, Antonio Sánchez, quien aseguró que selló el orificio y que su actuación fue modificada posteriormente. Hay indicios de que los propietarios del terreno pretendían hacer una construcción. Los agentes quieren saber si los movimientos del terreno para hacer la zanja pudieron mover la piedra con la que supuestamente el pocero cerró el agujero.