Fue a la provincia de Pontevedra de vacaciones y acabó con la cara "destrozada" y escapando de su presunto violador introduciéndose en una laguna de la zona de Tui para ocultarse de él. Este es el relato de una turista asturiana víctima de una supuesta agresión sexual durante sus primeras horas de vacaciones en Tui en la Semana Santa de 2017.

La víctima de esta presunta agresión sexual y su novio partieron aquel día de Oviedo a Galicia y llegaron casi de madrugada al hotel en el que se hospedaban en Tui. Como el restaurante estaba ya cerrado se fueron a buscar algo de cenar a una cafetería al pie de la Nacional 550. Allí conocieron al presunto agresor, quien ayer se sentó en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Pontevedra, Moisés A. G.

La víctima de esta supuesta agresión sexual relató ante el tribunal que a lo largo de esa madrugada los tres estuvieron tomando cervezas -el acusado también se metió varias rayas de cocaína, asegura- hasta que su novio decidió ya con la amanecida de que era hora de ir al hotel a desayunar.

Ella afirma que decidió quedarse un rato más con el acusado en el bar y que en un momento dado él se ofreció a llevarla al hotel en su coche. A medio camino, le dijo si no le importaba parar en un lugar apartado para meterse una raya más de coca. A ella no le importó. Afirma que una vez en ese paraje ambos estuvieron charlando en el vehículo, pero que en un momento él trató de besarla. "Intentó ponerme el morro" y empezaron a forcejear. La víctima relató que el acusado comenzó a golpearla de manera violenta, "me dio un puñetazo y me quedé tirada en el asiento". Dijo que él continuó pegándole, "no paraba de darme golpes" y que incluso llegó a simular que perdía el conocimiento para ver si la dejaba en paz. Afirma que fue entonces cuando le bajó los pantalones y la violó. También asegura que luego la forzó para que le hiciese una felación. A continuación, la víctima asegura que aprovechó un momento en el que él se bajó del coche para escapar mientras él salía en su persecución. Al final llegó a un punto en el que no podía continuar más, dado que había una laguna. Asegura que, presa del terror, y aunque no sabía nadar, se metió en el agua y fue agarrándose a cañas y árboles. Desde allí llamó al 112, que movilizó a la Guardia Civil cuyos agentes se encontraron minutos después a la mujer totalmente empapada y con evidentes lesiones en la cara. Fue uno de los guardias civiles quien en el juicio aseguró que la mujer tenía una parte de la cara "destrozada". "Pensé que me iba a matar", aseguró ayer la víctima ante el tribunal. Un vecino de la zona declaró que vio a Moisés esa mañana correr detrás de una chica "persiguiéndola" en este mismo paraje.

El acusado niega los hechos. Dice que hubo relaciones pero que fueron consentidas. Un primer encuentro sexual en el baño del bar en el que conoció a la pareja de novios asturianos. Luego asegura que, una vez que su novio se fue al hotel, fue ella quien le dijo de acudir a este lugar apartado a consumir droga y que allí volvieron a tener relaciones hasta que ella se escapó, no sabe por qué razón. Con todo, la defensa atribuye el motivo de la denuncia al supuesto miedo de la víctima a las "represalias" que pudiera tener su pareja hacia ella ante el "desliz" con el acusado. La Fiscalía de Pontevedra, sin embargo, no se cree la versión del acusado. Considera probado que la agredió sexualmente y solicita una condena de diez años de prisión y 12 de alejamiento y prohibición de comunicación.