La defensa del dueño de la finca donde está el pozo en el que cayó Julen, el niño de dos años cuyo cuerpo se recuperó tras 13 días de rescate, ha presentado en el juzgado de Málaga que lleva el caso, un informe cuyas conclusiones "permiten presumir" que la muerte "se pudo producir durante las labores de rescate". "Las actuaciones con la piqueta, diez impactos en total, entre las 17.30 y las 21.00 horas del día del incidente, es lo único que físicamente pudo producir las heridas en la cabeza y cráneo del menor", dice el informe hecho público ayer.

Se basa en que la piqueta que se utilizó en un primer momento tenía ocho pelos del menor, apuntando que al pequeño lo escuchan llorar durante unos segundos tras la caída. Considera constatado que el menor "se encontraba, en los primeros instantes tras su caída, bajo una capa de tierra y material de entre 10 y 15 centímetros de espesor" y apunta que los últimos cuatro impactos con la piqueta "penetraron 35 centímetros". Recuerda que los forenses dictaminan que la muerte se produjo "como consecuencia de un traumatismo cráneo-encefálico severo".