La mujer de 46 años fallecida 13 horas después de haber comido en el RiFF y sufrir una presunta intoxicación que le generó una intensa gastroenteritis falleció como consecuencia de una broncoaspiración, tal como sospechaba la forense desde un primer momento, es decir, falleció al aspirar su propio vómito, lo que llevó los ácidos gástricos a los alveolos y los 'impermeabilizó' a la entrada de oxígeno, como adelantó en exclusiva Levante-EMV.

Así lo determina el informe provisional de la autopsia -no se considera definitivo hasta que se incorporan los resultados de todas las pruebas solicitadas, aunque las que ya hay son totalmente determinantes-, que achaca la muerte a una asfixia por broncoaspiración. Eso significa que los jugos del estómago fueron inhalados a través de los bronquios, impidiendo el paso del oxígeno, lo que generó una anoxemia -el oxígeno deja de llegar a la sangre y se produce un fallo respiratorio letal-.

El informe concuerda por completo con el relato efectuado por el marido de la fallecida, la persona que estaba con ella aquella noche. El hombre detalló al equipo médico del SAMU que su mujer se había desplomado en el cuarto de baño, mientras vomitaba. Él acudió en su ayuda y, al ver que estaba semiinconsciente, la llevó al dormitorio, donde continuó vomitando. Al ver que su respiración se apagaba, no solo llamó a emergencias pidiendo ayuda médica urgente, sino que además comenzó a intentar reanimarle aplicándole el boca a boca.

La broncoaspiración se produce preferentemente cuando la persona queda en estado de inconsciencia o semiinconsciencia, por lo que pierde el control sobre el mecanismo que impide el paso de alimentos o líquidos desde el aparato digestivo al respiratorio.

Análisis de los tejidos

Aunque todo ello explicaría la causa final de la muerte, la forense encargada del caso busca, además, por qué razón en su caso el episodio de vómitos fue tan violento y explosivo. De hecho, todo apunta a que sufrió hiperémesis, es decir, náusea abundante e incontrolada, un síndrome que padecen algunas embarazadas.

La respuesta provendrá de los análisis toxicológicos y de anatomía patológica, aún pendientes. Se trata de establecer si sufría algún tipo de dolencia no detectada previamente que hubiese condicionado una hipersensibilidad a la toxina que desencadenó el proceso o si, tal vez, esa imposibilidad de controlar el vómito se debió a una espiral provocada por este, con un cuadro de deshidratación y descompensación electrolítica como consecuencia de la hiperémesis.

La clave, no obstante, sigue residiendo en saber qué provocó la intoxicación masiva de 30 -incluida la mujer fallecida- de los 85 clientes que comieron en el RiFF entre el 13 y el 16 de febrero pasados. El resto de afectados también sufrió vómitos y diarrea, pero fueron leves y cedieron a las pocas horas.