Javier Bello Ferreirós, el hombre de 46 años que el pasado día 10 de marzo mató a su esposa, María José Aboy Guimarey, de 43 años, se suicidó después de que su hijo descubriera el crimen, según indicaron varios familiares.

Como se dijo en un primer momento el hijo varón de la pareja acudió al domicilio de sus padres, en el lugar de Bronllo, para ver qué les había sucedido, ya que la familia los estaba esperando para almorzar todos juntos en una casa cercana y se estaban retrasando en exceso. Cuando el joven entró en casa, poco después de las 15.00 horas, no se habría encontrado con sus dos padres muertos, sino solo con la madre, tendida en el suelo de la habitación en medio de un gran charco de sangre, tras haber recibido un disparo en el pecho.

Según el testimonio inicial de los familiares ante la Guardia Civil, al presenciar aquella escena, el hijo de la pareja se asustó y salió corriendo en busca de ayuda. Fue al regresar a la casa, junto a otros familiares, cuando se encontraron la puerta cerrada por dentro. Rompieron un cristal para poder entrar y comprobaron que tras quedarse solo, y una vez descubierto, el padre se había quitado la vida disparándose en la cabeza con la misma escopeta que había empleado para matar a su esposa.

Bello Ferreirós era una persona reservada que, al parecer, llevaba un tiempo en tratamiento médico por un problema psicológico, y señalan fuentes próximas a la familia que se había mostrado agresivo en alguna ocasión anterior.