La acusación por el que se considera como el último ajuste de cuentas del narcotráfico gallego hasta el momento, que se saldó con dos supuestos integrantes de una red arousana desaparecidos, se tambalea por la ausencia de una testigo "base", tal y como la definió el propio Ministerio Fiscal. La Audiencia de Pontevedra suspendió ayer el juicio previsto por la desaparición de uno de los implicados en el alijo de 4.000 toneladas de hachís del barco Garbi III, hundido el 15 de septiembre de 2010 frente a las costas portuguesas. El desaparecido es Bernardo Villaverde Amil, vecino de Monte Porreiro, a quien se le perdió el rastro unos días más tarde de aquel alijo frustrado y después de que varios de los acusados en este proceso, junto con otras personas, lo hubieran ido a buscar a su casa. Y la testigo clave es su mujer, quien ha sido localizada en varias ocasiones en Sudamérica, pero que parece que no está dispuesta a trasladarse a España para comparecer ante la Audiencia.

Ella fue quien vio por última vez a su esposo subirse a un Volkswagen Beetle con uno de los acusados y otros montados en dos coches que lo seguían el mediodía del 19 de noviembre de 2010. Después, salvo una breve llamada telefónica sobre las dos de la tarde, nunca supo de nada de él. El juicio solo aborda la desaparición de Villaverde Amil, pero tanto la Fiscalía como la Policía Nacional están convencidos de que la misma investigación está relacionada con otra ausencia que se produjo de forma paralela, la del conocido narco José Antonio Pouso Rivas, alias Pelopincho, que también habría participado en la operación del Garbi III. Se sospecha que ambos pudieran haber desaparecido en un ajuste de cuentas por la pérdida de aquel cargamento, del que quizás las mafias marroquíes, dueñas del alijo, creyeron que pudo haber sido robado.

Fue la mujer de Villaverde Amil quien denunció la desaparición y que, "días después", según las propias defensas, decidió regresar a su país de origen. Las defensas señalaron que tras dos intentos de celebrar el juicio queda más que demostrado que se trata de unas incomparecencias "voluntarias" y que muestran que "no parece que haya mucho interés" por parte de la mujer en conocer el paradero de su propio marido e incluso apuntan a una desaparición voluntaria.

Es por ello que solicitaron al tribunal que "celebre el juicio con la prueba que hay" o que dicte una sentencia absolutoria contra los cuatro acusados, vecinos de O Salnés. El fiscal jefe de la Audiencia, Juan Carlos Aladro, pidió el archivo provisional de la causa a la espera de poder citar a la mujer. En el banquillo se sientan Manuel S. F., alias Machucho, que ya fue condenado por el transporte de hachís frustrado que dio lugar a este supuesto ajuste de cuentas; Fernando S. S. El Pirata; José Manuel F. T. y J. J.C. G., para quienes el fiscal pide diez años por detención ilegal.