"Nuestra vida ha cambiado, toda. La muerte de mi hijo [Santiago Garrido] nos ha afectado mucho, a toda la familia y a la de su pareja. Es muy triste cuando llega la Navidad y se encienden las luces ver a un niño de 14 años con depresión en el sofá en vez de estar con sus amigos".

Jesús Garrido, el ponteareano padre de Santiago Garrido, el joven de 23 años que murió tras sufrir un botellazo en la cabeza en la Nochebuena de 2017 en Ibiza, rompió a llorar ayer en la segunda sesión del juicio que se celebra en la Audiencia de Palma.

Jesús Garrido recordó que, horas antes del crimen, estuvo cenando con su hijo en casa. "Me enseñó el teléfono, era el último modelo. Estaba como loco con su móvil. Santiago estudiaba, no fumaba, no bebía. Era un chico sano y trabajador. Hacía un curso de socorrista y vivía con su novia. Todas las tardes iba al gimnasio", detalló el testigo, que añadió que a raíz de la muerte violenta de su hijo su familia ha precisado ayuda psicológica. Llegó a su casa herido y ya no se levantó.

La novia de Carlos P.H., uno de los dos acusados, culpó ayer directamente ante el tribunal a "El Nea", amigo de su pareja. "Steven llevaba en la mano una botella de ron ya vacía, sólo quedaba el culo. Nos cruzamos con un chaval. Yo iba delante. Steven dijo 'carapolla' y el chico se giró, empezaron a discutir. Me di la vuelta y vi que se estaban empujando. Carlos le dio un empujón al chico en el pecho. Al momento, Carlos le pegó un puñetazo en la mandíbula. Yo le aparté, lo cogí y le dije 'no'. Steven estaba frente al chico y le dio un botellazo de lado. Fue el único golpe que le dio. El chico se fue para atrás, se apoyó en la pared y se cayó al suelo, pero se volvió a levantar. Steven le cogió dos teléfonos móviles".

La chica fue muy clara ayer en la segunda jornada del juicio. Según su testimonio fue Steven G.Z., el principal acusado, quien golpeó con una botella en la cabeza a Garrido a primera hora de la mañana del día Navidad de 2017 en ses Figueretes, un golpe que acabó siendo mortal.

En cambio, la pareja del principal acusado, Steven, manifestó que no se acordaba de nada. "Tomé alcohol, cristal, cocaína y no recuerdo nada hasta que me desperté con Steven con mucho malestar", manifestó.

Ambas chicas iban con sus novios cuando tuvieron lugar los hechos. La Fiscalía pide para Steven G.Z. 18 años de cárcel por homicidio y robo con violencia, mientras que para Carlos Guillermo P.H., una multa por un delito leve de maltrato.

La acusación particular reclama para ambos sendas condenas de 24 años de prisión por asesinato y robo.

Entre la veintena de testigos que declararon ayer en la vista oral, el empleado de una tienda de telefonía móvil de Vila reconoció a los dos jóvenes acusados como los acompañantes de un tercero que acudieron a su local para pedirle de forma reiterada el teléfono móvil que le habían entregado para desbloquearlo.

Gracias al móvil de la víctima y a las claves aportadas por su familia, la Policía Nacional pudo rastrear y conocer los últimos movimientos del fallecido a través de la aplicación de geolocalización que estaba activada y que les llevó hasta la casa okupada habitaba la banda de Los Guasones, un grupo juvenil a quienes los investigadores atribuyen robos y amenazas y cuyo líder, según la Policía, era Steven G.Z. El Nea.

La persona que llevaba el smartphone de Garrido lo apagó nueve minutos después de la agresión, y no volvió a ser encendido hasta un mes y medio después. El teléfono se puso en marcha en Barcelona.

La persona que lo tenía facilitó datos de un residente en Ibiza que se dedica a las reparaciones de dispositivos móviles. y éste los llevó a Los Guasones.