Los siete integrantes de un clan familiar luso-español acusados de explotar a compatriotas portugueses en Vigo se enfrentan a penas de entre 2 y 4 años de prisión, por mantenerlos vigilados, en condiciones infrahumanas y en régimen de esclavitud, montando palés sin medidas de seguridad, en jornadas maratonianas, sin apenas paga y sin darles de alta en la Seguridad Social. El juicio está previsto en la sección de la Audiencia Provincial con sede en Vigo el 4 y 5 de junio.

Los integrantes del clan captaban a sus víctimas entre personas "vulnerables" en Portugal a las que ofrecían trabajo en España. Pero al llegar se encontraban otra dura realidad en las fábricas de palés de Vigo, de donde no podían escapar al estar vigilados, según la Fiscalía. De hecho, algunas de las víctimas entregaron su documentación a los "jefes".

El caso se destapó en diciembre de 2016 cuando una víctima logró escapar y alertó a la Policía Judiciaria de Portugal, que avisó a la Policía Nacional. Los perjudicados aseguraron que estaban obligados a montar palés con jornadas interminables de 16 horas, recibían dos platos de comida al día y vivían hacinados en una furgoneta, sin agua para poder lavarse ellos y su ropa. Si la producción de palés no era la prevista les golpeaban. Todo por un salario de 20 a 30 euros a la semana y sin posibilidad de vacaciones o dejar el trabajo.

El Ministerio Público sostiene que los acusados obtenían un provecho económico de la explotación laboral de los afectados, a quienes restringían sus derechos y ponían en peligro su integridad física y su salud.