Unas gotas de sangre en el sótano de una nave industrial abandonada en el lugar de Ande, Rubiáns (Vilagarcía de Arousa) son, por el momento, una de las pruebas de cargo de la Fiscalía contra dos acusados de secuestrar a dos mujeres, la esposa del narcoraficante José Ramón Dorgambide y su asistenta, el 20 de noviembre de 2013. El juicio comenzó ayer en la Audiencia Provincial de Pontevedra y, curiosamente, una de las sorpresas de la jornada se produjo cuando se comprobó que las dos víctimas del suceso no comparecieron a declarar. Según la Fiscalía, ambas no fueron citadas correctamente.

El tribunal espera que las dos comparezcan hoy, después de que el presidente de la Sección Segunda aclarase a las partes que la Policía Judicial iba a intentar localizarlas "por todos los medios" para que puedan deponer ante la sala. Lo que parece obvio es que ninguna está muy interesada en comparecer dado que las perjudicadas no se personaron en la causa como acusación, por lo que tan solo la Fiscalía presenta cargos contra los dos presuntos implicados en estos hechos, Manuel S.M., vecino de Salamanca; y Raúl J. R., natural de Valladolid.

Los dos procesados negaron la acusación que formula la Fiscalía, quien reclama 12 años y 13 años y 9 meses de prisión respectivamente para cada uno de ellos. Según el escrito del Ministerio Público, sobre las 10.30 horas de aquel 20 de noviembre de 2013 los dos acusados se vistieron con uniformes de guardias civiles y llamaron al domicilio de Dorgambide, quien se encontraba en prisión tras ser detenido por narcotráfico. Fue la mujer de este quien supuestamente les abrió la puerta, entrando en ese momento en el interior de la vivienda por la fuerza. Supuestamente, las maniataron con unas bridas y las metieron en un coche llevándolas a la citada nave de Rubiáns. Allí supuestamente comenzaron a amenazar a la dueña de la vivienda para que dijera el lugar en el que se ocultaba el dinero o la mataban. Según las denunciantes, los asaltantes llegaron a enseñarle una fotografía de su hija diciéndole que la iban a descuartizar. El escrito del fiscal añade que también cogieron un cuchillo, le estiró la mano a la mujer y le preguntó "¿por qué dedo quieres que empiece a cortar?". Finalmente, la esposa de Dorgambide acabó por decirles el lugar en el que ocultaba algo de dinero, volvieron a la casa y se llevaron joyas y unos 3.000 euros, siempre según la versión que dieron las víctimas. Los autores del secuestro, que eran tres aunque supuestamente fueron identificados solo dos de ellos, huyeron abandonando un coche y quemando otro perteneciente a la víctima en una carretera secundaria de Meis.

El testimonio de las dos denunciantes, previsto para hoy, puede ser clave. La de los acusados poco más aportó. Aprovecharon su intervención para negar los hechos y que Manuel S. M. diera una explicación a la presencia de restos de su sangre en la nave de Rubiáns, en Vilagarcía de Arousa. Asegura que ese año estuvo en O Salnés "de fiesta".