Socorro Pérez, una ourensana de 43 años, salió de su casa en el barrio de O Couto la tarde del sábado del pasado 2 de mayo de 2015, para hacer deporte. Se fue sin teléfono móvil, cartera ni documentación, y dejó todo preparado para la cena. Pero no volvió. La familia dio la alerta de la desaparición, pero hasta un mes después no se halló su cadáver.

Las incógnitas siguen rodeando a un crimen que causó alarma social y que continúa impune cuatro años después, acrecentando el malestar de la familia, que reclama justicia y respuestas. Allegados de la víctima se reúnen este mediodía en el cementerio de San Francisco para rendir "un humilde homenaje en recuerdo de su memoria", con una ofenda floral en el lugar en el que está enterrada la ourensana.

El proceso judicial lleva 11 meses archivado provisionalmente. El magistrado de Instrucción 2, Luis Doval, decretó el sobreseimiento en junio de 2018 de las diligencias que mantenía bajo secreto de sumario desde la localización del cadáver de la mujer, el 6 de junio de 2015. Había transcurrido un mes desde que fue víctima de un crimen del que no se han encontrado pruebas suficientes para detener a nadie, en buena medida por la tardanza en la localización del cadáver, hallado por unos cazadores, amigos de la familia, que colaboraban en el rastreo.

La comisaría de Ourense abrió varias líneas de investigación pero hasta el momento no ha podido determinar qué persona o personas estuvieron implicadas en el asesinato y posible agresión sexual. La policía ourensana, criticada por la familia por la tardanza en el hallazgo del cuerpo al sopesar la posibilidad de un suicidio cuando su entorno siempre lo negó, contó con el apoyo de la unidad central de homicidios del cuerpo. La Policía Judicial de la Comisaría General fue requerida para hacer una segunda lectura de los hechos, paralela y coordinadamente, buscando un enfoque desde fuera. Sus pesquisas tampoco fueron suficientes para sostener el caso judicial abierto.

Hallazgo del cuerpo

El cuerpo estaba semidesnudo de cintura para abajo, tapado con maleza y en un avanzado estado de descomposición. Llevaba demasiado tiempo a la intemperie y a expensas de los animales silvestres. Más de un mes. Aquellas semanas, además, había hecho calor. La Policía Científica no encontró evidencias biológicas para dar con un culpable ni siquiera para confirmar el móvil de la violación. No se encontró ADN en los restos mortales que apuntara a quién mató a Socorro Pérez. Los investigadores rastrearon bases de datos de agresores sexuales „solo en la provincia de Ourense hay decenas de varones con antecedentes policiales o penales por estos hechos„, y también miles de comunicaciones telefónicas de la zona.

Un crimen de oportunidad, barajaron los investigadores, aunque en la familia existe la impresión de que era alguien conocido. La causa del fallecimiento fue un fuerte traumatismo en la cabeza, quizá con una piedra. La hipótesis policial es que antes de ser asesinada Socorro fue víctima de una agresión sexual.

La comisaría fue muy criticada por su labor inicial y la falta de medios y efectivos que sí se han movilizado en otros casos. Reprocharon que, por ejemplo, el domingo en que se denunció la desaparición, los agentes hubieran dejado en casa el teléfono de Socorro, que una familiar revisó contacto por contacto para buscar alguna pista.

La investigación del crimen coincidió con la trama interna destapada en del cuerpo policial, de los anónimos y las armas.