La Sección Quinta de la Audiencia con sede en Vigo ha condenado a Carlos Viéitez, Papuchi, el hostelero vigués de 42 años que protagonizó el mayor escándalo de delitos sexuales contra chicos menores en la ciudad, a penas que suman 36 años de prisión.

El cumplimiento efectivo de cárcel será de un máximo de doce años, el triple de la mayor de las condenas impuestas por abusar sexualmente de 16 víctimas, unos hechos ocurridos entre los años 2015 y 2017. Se trata de la condena más alta impuesta en Vigo por este tipo de delitos, y hay que remontarse a 2003 pero encontrar otro caso similar, cuando un sacerdote de Baredo (Baiona) fue condenado a 21 años por abusos sexuales a seis menores.

La sentencia fija órdenes de alejamiento y prohibición de comunicarse con sus víctimas durante un plazo entre dos y cinco años. También se le impone un año de libertad vigilada cuando acabe de cumplir la condena y la prohibición de desempeñar actividades de carácter laboral o lúdicas que supongan contactos con menores durante los tres años siguientes. El tribunal absuelve al hostelero de los delitos de pornografía ante menores. El fallo se conoce algo más de dos meses después de la celebración del juicio a puerta cerrada, en el que el acusado se declaró inocente tras rechazar un acuerdo de conformidad. Su versión fue que no hubo contactos sexuales, ni envío de fotos íntimas ni exhibición de vídeos pornográficos, por lo que su letrado defensor solicitaba la libre absolución frente a los 54 años de cárcel que reclamaba la Fiscalía y los 120 de una de las acusaciones particulares personadas. La sentencia notificada ayer no es firme y cabe recurso ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.

El tribunal condena a Papuchi como autor de tres delitos continuados de abusos sexuales sobre menores de 16 años a las penas de cuatro años y un día prisión por cada uno. También le condena como autor de otros diez delitos continuados de abusos sexuales con prevalimiento, a la pena de dos años y un día de prisión por cada uno. En el caso de otra de las víctimas le impone dos años de prisión, a la vez que suma otras dos condena de un año cada una por un delito de abusos sexuales a mayores de 16 años. En cuanto a responsabilidad civil, fija para las víctimas indemnizaciones de entre 500 y 2.000 euros, en función de la gravedad de los abusos padecidos, que suman un total de 17.500 euros.

El encausado permaneció un tiempo en prisión preventiva tras ser detenido en 2017 por la Policía Nacional y recuperó la libertad provisional antes del juicio tras abonar la fianza fijada por la Audiencia Provincial.

La Sección Quinta de la Audiencia considera probado que Carlos Viéitez se aprovechó de su trabajo en el restaurante italiano que regentaba en una céntrica calle de Vigo, de gran popularidad entre adolescentes, para entablar contactos con aquellos hacia los que podía sentir algún tipo de inclinación o apetencia sexual" y captarlos mediante consumiciones de bebida y comida gratis en su local, invitándolos a su domicilio donde podían ver partidos de fútbol y escuchar música, a la vez que les permitía consumir bebidas alcohólicas. También paseaba a los menores en su yate o en los deportivos que utilizaba, e incluso llevándolos a discotecas o a ver partidos del Celta.

En las reuniones con los adolescentes, incide la sentencia, "con la intención de satisfacer sus desviados instintos sexuales y con la finalidad siempre de conseguir contactos sexuales les mostraba vídeos de pornografía de adultos para conseguir que se excitasen, animando a los menores presentes a que se masturbasen, haciéndolo el acusado con ellos, organizando concursos que se llamaban competis". Estas masturbaciones en grupo, en las que el hostelero tocaba a los adolescentes, no solo tenían lugar en su casa, sino también en un reservado del restaurante.