Portugal continúa y trabajando con la meteorología en contra para extinguir el incendio declarado el sábado en Vila de Rei, en el centro del país, que se extendió al municipio vecino de Mação y se ha convertido en el más complicado de este verano.

A pesar de que Protección Civil da por controlado el 85 % del área del fuego, cuyo perímetro supera los 50 kilómetros, la preocupación se mantiene ante el empeoramiento de las condiciones meteorológicas a lo largo del día, que dificulta las labores de extinción.

"Nos espera un intenso trabajo", señaló el comandante Luís Belo Costa que lamentó el aumento de las temperaturas y el cambio de la dirección del viento, que ahora sopla hacia el sudoeste y está complicando la situación. Cerca de 800 bomberos participan en las labores de extinción del fuego, en el que además trabajan casi una quincena de medios aéreos.

La virulencia de las llamas hizo que el fuego de Vila de Rei se extendiese hasta Mação, donde "la situación es complicada, con muchas reactivaciones", según explicó el alcalde, Vasco Estrela.

El fuego ya ha arrasado casi 3.000 hectáreas en este municipio, avanzó Estrela, que explicó que en total afecta a 11 aldeas.

Las autoridades no han ofrecido todavía cifras oficiales del alcance total del incendio, pero el Laboratorio de Fuegos de la Universidad de Trás-os-Montes calcula, según medios locales, que ya arrasó 8.500 hectáreas.

En Sarnadas, una de las aldeas de Mação afectadas por el incendio, los bomberos eran ayudados en la extinción por los vecinos, que se quejaban de la tardanza en llegar a la zona de los medios aéreos.

"Antes apagábamos los fuegos los vecinos y ahora, con tantos medios, los fuegos no se apagan", dijo a Efe una vecina.

Mientras, el humo generado por los incendios unido a las condiciones meteorológicas ha generado una nube que ayer domingo cubrió buena parte de Extremadura y provocó un descenso de temperatura de hasta cuatro grados.