Tres horas son las que Ana Julia Quezada, acusada del asesinato del niño Gabriel Cruz, permaneció en la finca de Rodalquilar, en Níjar (Almería) en la que mató al pequeño el 27 de febrero del año pasado, según los datos recopilados por la Guardia Civil.

Así lo declararon en el juicio dos agentes de este cuerpo, entre ellos un capitán que participó en el caso de Diana Quer, que solicitaron los datos asociados al número y terminal de la acusada, de los que dedujeron todas las llamadas entrantes, salientes, SMS y la antena telefónica a la que estuvo conectado el dispositivo.

Dos guardias que realizaron la inspección del vehículo describieron cómo estaba el cuerpo del niño en el maletero y que en el coche hallaron un pañuelo de papel usado, unos guantes negros, un cubo y una mochila con varios juegos de llaves, la parte superior de una llave partida y medicinas.

Los agentes que hicieron la inspección de la finca de Rodalquilar dijeron que hallaron un martillo en la parte contraria a la alberca junto a la que fue enterrado Gabriel, un hacha, una pequeña mancha de sangre en la puerta que daba de la casa al jardín y un resto biológico en un interruptor.