La investigación del transporte de una tonelada de cocaína en barco desde Colombia a las costas de Galicia, que se frustró porque los proveedores colombianos se quedaron con el dinero adelantado por los gallegos sin facilitarles la mercancía, llevó hasta el mayor alijo de heroína intervenido en la comunidad en la última década: los 60 kilos interceptados en 2017 en una nave de Caldas de Reis. El grupo gallego intentó resarcirse del quebranto económico aliándose con un grupo búlgaro para la distribución al por mayor de heroína. El juicio contra los doce procesados, siete gallegos y cinco albaneses que afrontan 11 años de prisión cada uno, arrancó ayer en la Sección Quinta de la Audiencia con sede en Vigo con un tribunal formado por tres magistradas de Pontevedra pues los jueces de la sala viguesa se abstuvieron al haber resulto numerosos recursos sobre la causa en fase de instrucción. En la primera sesión de la vista oral, el Tribunal desestimó la petición de nulidad de las escuchas telefónicas planteadas por las defensas y a la que se opuso el fiscal Antidroga.

Los primeros en prestar declaración fueron el abogado Manuel Estévez y el lanchero arousano Juan Jesús Ventoso Padín, a quienes el Ministerio Púbico considera cabecillas del grupo gallego que intentó introducir primero el alijo de cocaína y después el de heroína. El letrado, que reconoció su amistad desde 1996 con el arousano, ya que ambos se conocieron en A Lama mientras cumplían otra condena por narcotráfico, negó dirigir ninguna red de narcos y justificó las visitas de Ventoso Padín a su despacho por consultas profesionales, tanto de él como de su familia.

Daniel V.N. reconoció su participación en las actividades del grupo gallego tanto en la fallida operación de cocaína como en la de heroína, si bien recalcó que no era quien tomaba las decisiones. Admitió que se comunicaban con sistemas encriptados y mediante mensajes en la "caja" de borradores de una dirección de correo.