El abogado de la acusación particular, Francisco Torres, espera "sensibilidad" y el de la defensa, Esteban Hernández Thiel, que se haga "justicia" por parte del jurado popular que juzga desde el pasado 9 de septiembre a Ana Julia Quezada, única acusada por la muerte del niño Gabriel Cruz.

"Una cosa es lo que espere y otra lo que hemos podido transmitir, si nos hemos explicado bien o mal, si han entendido bien o mal (...) Creo que todo lo que hemos dicho lo hemos probado y esperamos que nos den la razón", ha dicho Torres, el abogado de los padres de Gabriel, a los medios tras la entrega del objeto del veredicto al juzgado popular.

El letrado considera que se fue ayer, cuando realizó su informe final, con "todos los deberes hechos", por lo que ahora espera que "el jurado tenga la sensibilidad que merece el asunto". "A partir de ahí, todo es más fácil", ha apuntado.

Ha explicado que el objeto, de 22 páginas, es "largo" al desglosar hasta cinco figuras delictivas que provocan que "se multipliquen las preguntas", por lo que considera que sólo en leerlo se pueden ir unas "dos horas", por lo que cree que la lectura del veredicto se puede producir como pronto mañana por la tarde.

Sobre las instrucciones dadas por la magistrada Alejandra Dodero al jurado, ha dicho que entran dentro de lo normal, en "intentar pedagógicamente" explicar cada uno de los delitos, agravantes y atenuantes, tal y como prevé la ley. "Ha valorado todos los delitos y circunstancias que concurren, una a una, ha hecho lo que en su papel le corresponde", ha manifestado.

Hernández Thiel ha coincidido en que se ha producido "lo habitual en estos casos" y que por su "experiencia", es que el objeto "se entregue cerca del mediodía y al día siguiente por la tarde haya un veredicto".

"Habrá que ver. Es algo que en general no me gusta. Vaticinar el futuro no es mi función. Toca esperar que se haga justicia", ha dicho al ser interpelado sobre si considera que el jurado validará sus tesis.

Previamente, Dodero ha explicado los diferentes tipos de alevosía en el asesinato, y ha definido el ensañamiento como un "plus añadido e innecesario, recrearse en el dolor", destacando la cualificación de los médicos forenses que "vieron directamente cada una de las lesiones" y tuvieron ante sí el cadáver de Gabriel, y de los médicos de parte "especializados en salvar vidas" que hicieron su "interpretación" a partir del trabajo de éstos.

Sobre las atenuantes de confesión y arrebato u obcecación para la muerte que alega la defensa, ha recordado que para que se dé la primera debe haber una cooperación "eficaz y relevante", y no producirse cuando no haya posibilidad de ocultarse ante un "inmediato descubrimiento".

Por último, respecto a la atenuante en estos últimos delitos de actuar bajo el efecto de las drogas, que aprecia la defensa, ha asegurado que debe ser un especialista el que determine la situación en que se encontraba y que es precisamente su abogado quien "tiene la obligación de probarlo".