Los padres del bebé desaparecido en el río Besòs eran novios y mantenían el embarazo en secreto. Nadie en su entorno más cercano conocía el estado de la madre. Ambos son menores de edad. El lunes, 23 de septiembre, la pareja reservó una habitación en un hotel y la mujer dio a luz al pequeño. El martes por la tarde él se desplazó hasta la orilla de Sant Adrià de Besòs y abandonó al recién nacido en el agua.

Minutos después de entrar al río para dejar al bebé, el joven fue al bar La Catalana. En el establecimiento, según Mateo, uno de los clientes, el joven aseguró que acababa de ser víctima de un robo violento, que le habían quitado una maleta y que querían matarlo. En las imágenes que captan las cámaras de seguridad del local, aparece con una toalla y yendo de un lado a otro. Uno de los camareros le sirve un refresco.

El joven, según el cliente, hizo durante ese tiempo diversas llamadas. A los pocos minutos, sus padres „los abuelos del bebé„llegaron al bar y los tres se marcharon, "en taxi".

A esa hora, varios ciudadanos dieron aviso al teléfono de Emergències, 112, relatando que habían visto presenciado como un hombre entraba con un bebé en el agua. Se activaron en ese instante diversas patrullas que se dirigieron al lugar señalado por los testigos. Al tratarse de varias llamadas, matiza la subjefa de la comisaría de Badalona, Montse Estruch, el dispositivo para hallar a la criatura cobró enseguida la máxima dimensión.

Comenzaron a buscar al bebé policías, tanto de los Mossos como del cuerpo municipal de Sant Adrià, y bomberos, tanto de la Generalitat como del Ayuntamiento de Barcelona. Los expertos en la búsqueda de personas asumieron el control. Paralelamente, investigadores de la Regió Policial Metropolitana Nord, arrancaron las pesquisas. Localizaron al padre, que no tardó en confesar, y a la madre. Lo lograron porque el abuelo había llamado al 112 denunciando que a su hijo acababan de atacarlo en el río Besòs y los investigadores ataron cabos.

En el río las patrullas encontraron la maleta de la que había hablado el padre en el bar y más indicios que cuadraban con el traslado y abandono del bebé. Pero no había ni rastro del recién nacido.

Los Mossos trasladaron a la madre a un hospital, donde recibió atención sanitaria y se confirmó que se encontraba bien. El padre sí quedó detenido. La Fiscalía de menores es quien acusará en la causa judicial que afrontan ambos.

Los equipos de emergencia, con linternas y el foco de un helicóptero, alargaron las tareas de búsqueda hasta las dos de la madrugada, pero el bebé no apareció. A esa hora, se interrumpieron hasta el amanecer.

Este miércoles a primera hora se retomó el intento de localizarlo. Participaron bomberos y policías guiados por unidades caninas especializadas. Peinaron los 800 metros que separan el punto en el que el padre había explicado que abandonó a la criatura hasta la desembocadura del Besòs al mar. Al mediodía esta zona fue escudriñada sin éxito. En una maniobra poco ortodoxa, el helicóptero descendió y sacudió juncos y cañas de la orilla para ver si eso permitía ver desde el aire algún punto ciego fuera del alcance de agentes y perros desde el suelo. Sin éxito.

Salvamento Marítimo y la Guardia Civil, con competencia en aguas abiertas, se unieron por la mañana para comenzar la búsqueda ya en el mar. Una hipótesis plausible es que el cuerpo del recién nacido haya sido arrastrado por la corriente hasta el mar, algo que reduce exponencialmente las posibilidades de dar con él. El martes, sobre las 18.00 horas, cuando los testigos vieron al padre entrar al río con el bebé, el río bajaba con fuerza. En el punto en el que habría sido abandonado tenía una profundidad de unos 140 centímetros que también dificultó mucho que los rescatadores pudieran trabajar en condiciones.

Los trabajos de los equipos de emergencia sobre las 15.00 horas se redujeron notoriamente y el helicóptero se retiró. Para hoy está previsto que se reanuden las tareas de búsqueda siguiendo el mismo patrón que ayer: peinando la zona de abandono hasta la desembocadura del río.