Aprovecharon que estaba muy ebrio y les había dado el código de seguridad para cargar en sus tarjetas de crédito 2.480 euros. Además, lo grabaron cuando apenas llevaba puestas unas medias de mujer. Los acusados se declararon ayer autores de estafa y revelación de secretos en un juzgado de Palma.

Entró en aquel puticlub de s'Arenal con ganas de sexo fácil y salió desvalijado y con una comprometida grabación. Dos prostitutas y otro trabajador del local aprovecharon que estaba borracho para saquear sus cuentas con las tarjetas de crédito y filmarlo cuando estaba semidesnudo y con unas medias de mujer puestas. El fraude de casi 2.500 euros y las imágenes acabaron ayer con la condena de los tres implicados por delitos de estafa y revelación de secretos.

La víctima, un hombre de unos 50 años, acudió a las tres de la madrugada del 27 de agosto de 2018 a uno de los puticlubes de la calle Llaüt, en Palma. Fue al grano y pidió una copa y un servicio sexual, por los que pagó 300 euros.

Dos prostitutas y otro empleado del establecimiento aprovecharon que estaba ebrio para desvalijarlo. El hombre, en un exceso de confianza, les dio el código de seguridad de sus tres tarjetas, el mismo para todas. Durante dos horas y media, los acusados utilizaron esta información para realizar cargos indebidos por servicios inexistentes. Lograron hacerlo varias veces, hasta hacerse con un total de 2.480 euros y trataron unas cuantas más, pero ya no quedaban fondos en las cuentas de la víctima.

El fraude quedó documentado por los propios estafadores. Al realizar uno de los cargos indebidos en las tarjetas, el datáfono pidió la firma del titular. El cliente estaba semiinconsciente, casi desnudo y llevaba puestas unas medias de mujer, una situación que la fiscalía califica de "comprometida". De esta guisa, lo grabaron sin permiso mientras rubricaba la transacción con el objetivo de acreditar que había sido él mismo quien había dado su consentimiento a la operación.

El perjudicado no tardó en descubrir lo sucedido y acudió a la Policía Nacional para presentar una denuncia. Los investigadores abrieron una investigación y los tres acusados fueron identificados en poco tiempo.

El caso acabó en los tribunales. La fiscalía consideró a los tres acusados autores de un delito de estafa y otro de revelación de secretos por haber filmado a la víctima sin su consentimiento. Los sospechosos se enfrentaban a una petición de cuatro años de cárcel por cabeza.

Los abogados de los procesados trataron de rebajar estas penas y negociaron con la fiscalía, al tiempo que los sospechosos depositaban los 2.480 euros en el juzgado para devolvérselos a la víctima. El pacto acabó cuajando.

Los acusados comparecieron ayer en un juzgado de lo penal de Palma, donde admitieron su culpabilidad. Todos se declararon autores de un delito de estafa por los cargos fraudulentos en las tarjetas de la víctima. El dinero entregado antes de la vista les sirvió para conseguir una atenuante de reparación del daño, por lo que la condena fue de seis meses de prisión. Finalmente, el delito de revelación de secretos fue asumido únicamente por el hombre acusado. Le valió otro año de cárcel. La magistrada dictó sentencia en el mismo acto y acordó, como habían pactado la fiscal y las defensas, que se suspenda el cumplimiento de las condenas durante dos años, por lo que ninguno de los tres ingresará en prisión.