Gonzalo Boye Tusset es uno de los abogados más mediáticos y también controvertidos de España. Nacido en Viña del Mar, Chile, en 1965, se podría decir que la suya es una vida de película. De hecho, tiene su propio filme, titulado Boye, un documental que repasa su biografía. Como una losa en su historial pesa la condena de 14 años de prisión impuesta en 1992 por su colaboración en el secuestro, por parte de ETA, de los empresarios Emiliano Revilla y Manuel Prado y Colón de Carvajal. Unos hechos que, a día de hoy, el abogado sigue negando.

Fue durante su estancia en prisión cuando estudió Derecho y completó la carrera. A partir de entonces, su participación en algunos casos de gran relevancia mediática le dieron cada vez más fama y notoriedad. El primero de ellos fue el juicio por el atentado del 11-M. Como letrado, no ha tenido reparos en denunciar a los asesores del presidente Bush o a Israel por sus bombardeos en Gaza y formó parte del equipo que defendió a Edward Snowden.

Entre sus clientes más conocidos estuvo, hasta hace apenas unas semanas, el narcotraficante cambadés José Ramón Prado Bugallo, Sito Miñanco. Gonzalo Boye ejerció la defensa del capo arousano en el juicio que se celebró en la Audiencia de Pontevedra por blanqueo de capitales. Miñanco fue condenado a cuatro años de prisión y en una de las sesiones del juicio los magistrados de la Audiencia comprobaron el particular carácter de Boye cuando tuvieron que suspender la vista tras sorprender al letrado vapeando un cigarrillo electrónico en pleno juicio. Recibió una multa de 2.000 euros por una conducta que el magistrado tildó de "irrespetuosa".

Tras ser sorprendido vapeando, Boye salió al pasillo junto a Prado Bugallo y le preguntó a un funcionario si el juez estaba muy enfadado y el trabajador replicó que "un pouquiño". La reacción del letrado fue de tranquilidad, explicándole a su cliente, que si solo era "un poquito", la cosa no sería para tanto. A lo que Miñanco, que sí pillaba la retranca, le aclaró: "Un pouquiño aquí puede significar muchas cosas".

Ya por esa época, Boye estaba inmerso en la defensa del expresident Puigdemont y de otros cargos catalanes del procés. Su estrategia ha permitido, por el momento, esquivar las peticiones de la Justicia española para extraditar a Puigdemont, que ayer atribuía esta operación a un intento de dificultar su defensa.