Acompañado por Dinna, una labrador negro que ejerce de su perro guía desde hace cuatro años, José Vicente se dirigió a una parada de taxis el pasado miércoles. Era por la tarde, en la vecina localidad de San Vicente del Raspeig, a donde había acudido en el TRAM, sin ningún problema, para un evento familiar. En la parada, según relata, había dos taxis esperando clientes. «Me acerqué y pregunté qué coche era el primero para subirme e ir a mi destino. Uno de los dos taxistas me dijo que ni él ni su compañero me iban a llevar. No me dio explicaciones, aunque supuse por qué era, pensé desde el primer momento que era por ir con mi perra», asegura el hombre, que entonces cogió su móvil y llamó a la centralita del servicio de taxis. «Tuve que hacer hasta dos llamadas, y esperando mucho tiempo, para que finalmente me mandaran un coche. El taxista que vino fue muy amable. Y no solo eso, sino que me aseguró que la mayoría de sus compañeros no querían llevar perros y me animó a denunciarlo», prosigue el invidente, que tras la experiencia vivida, que afirma no es la primera vez que le ocurre en Alicante, decidió acudir a la Policía Nacional a hacerles conocedores de los hechos.

Su relato figura en la denuncia que interpuso un día después, el pasado 13 de febrero, en la Comisaría de la Policía Nacional de Alicante. En ella no se incluye un comentario que le hicieron en la central de la empresa del taxi que le incomodó. «La persona que atendió mi llamada me dijo que si había visto el número de licencia. Pues no, claro que no los vi, porque si hubiera visto esos números seguramente no necesitaría ir con mi perro guía en mi día a día», añade el ciudadano alicantino, quien tiene intención de informar de los hechos también a la Generalitat, que es la administración de la que depende el servicio del taxi.

Desde la principal empresa del sector en la comarca, el presidente, Paco Sánchez, asegura desconocer este incidente, aunque recuerda que todos los taxistas tienen la obligación de subir al coche a los perros guía salvo si pueden acreditar que son alérgicos a los perros. «Si no puede demostrarlo y se sabe qué taxista es, se abriría un expediente sancionador con graves consecuencias», añade el presidente de Radio Tele Taxi.

En la una línea similar se muestran desde la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE), organización a la que está afiliado José Vicente en Alicante. «En general, la relación con los taxistas es buena en esta ciudad, aunque siempre hay excepciones y quejas. Los perros guía, según la ley, tienen todo el derecho a subir a un taxi, como de entrar a la mayoría de los sitios, salvo excepciones como zonas de los hospitales», señalaron ayer desde la entidad.