"¿Cuántas mujeres más tienen que ser violadas o asesinadas a manos de este tipo de personas, inhumanas, sin sentimientos? ¿Podría ser Marta la última? Voy a luchar por que las leyes cambien y en manos de ustedes, señores políticos, hay mucha fuerza para que esto se consiga". Son palabras, desde el dolor, pero también desde una lucha que se anuncia larga y dura, de Marisol Burón Flores, la madre de Marta Calvo, la joven de Estivella asesinada en Manuel el pasado 7 de noviembre presuntamente a manos de Jorge Ignacio P. J., en prisión por estos hechos e investigado ahora por tres homicidios y ocho agresiones sexuales.

Marisol ha roto por primera vez su silencio hacer pública una carta abierta en la que expone su "dolor, dolor y más dolor" y aprovecha para agradecer a las fuerzas de seguridad la "incansable" labor de búsqueda del cuerpo de su hija, a los medios de comunicación por su respeto y a cuantas personas le están mostrando su apoyo desde el primer día.

Hechos los agradecimientos, Marisol Burón rememora cómo su hija salió de casa "con total confianza a pasar unos días con una persona que había conocido, sin miedo, con libertad" y cómo no pudo volver porque "ese individuo se tomó la libertad de decidir que Marta ya había vivido bastante".

A partir de ahí, la carta muestra "la rabia, la impotencia, la desesperación y la frustración" de la madre de Marta porque el silencio que mantiene su presunto asesino "con su derecho a no declarar es el que nos lleva a que a día de hoy Marta, mi joven y preciosa hija, siga desaparecida y no esté con nosotros".

Se pregunta si es lícito que ese derecho le permita seguir aumentando el dolor de las familias o protegerse de una condena refugiándose en que "sin cuerpo no hay delito". Y concluye: "Claro que lo hay". Con la certeza de que está "reservando mis fuerzas para seguir luchando por que se le haga justicia a mi hija", se dirige a "políticos y jueces" para reprocharles que el presunto asesino, encarcelado desde el pasado 6 de diciembre estuviese en libertad bajo fianza a la espera de un juicio por tráfico de drogas pese a una condena previa por el mismo delito y pese a que su permiso de residencia -es de nacionalidad colombiana- estaba caducado.

"Si hubiese sido deportado o no hubiese estado disfrutando desde esa libertad bajo fianza, hoy Marta estaría conmigo, con su familia, con sus amigos", reflexiona, para añadir: "Y ese señor no hubiese causado este irreparable dolor sumado al de otras dos víctimas mortales, y otras ocho afectadas que también han querido denunciar lo que sufrieron en manos de este depravado (todos estos casos, gracias a Marta han sido descubiertos. ¡Gracias, hija por tu ayuda desde donde estés! Pena que hayas tenido que pagar con tu vida)".

"Salvemos vidas"

La madre de Marta recuerda el momento en que tuvo cara a cara al asesino de su hija, cuando viajó hasta Manuel siguiendo el rastro de la ubicación que le había enviado al móvil la chica, y cómo le negó "incluso conocerla", para entregarse pocas semanas después a la Guardia Civil. Y se pregunta si aumentar de esa manera el sufrimiento y el dolor de las familias, mintiendo y no revelando dónde está el cuerpo no debería tener un reproche penal mayor incluso "que la condena por el propio asesinato".

Así, insta a los políticos a modificar el marco legal y a endurecer las penas en casos de asesinato y violación. "Yo sí creo en la reinserción de un drogadicto, un ladrón, en la reinserción de delitos menores, pero, ¿un asesino o un violador? ¿De verdad creen en su reinserción? ¿No hemos visto y sufrido ya suficientes noticias, casi a diario, de asesinos y violadores reincidentes? ¿Cuántas mujeres más tienen que ser violadas o asesinadas a manos de este tipo de personas, inhumanas, sin sentimientos? ¿Podría ser Marta la última?", se pregunta.

Y concluye: "Creo que ante leyes más duras y condenas más duras, estos depravados asesinos, violadores, delincuentes se lo pensarían un poquito más, quizás hasta el punto de no hacerlo... Salvemos vidas que todavía estemos a tiempo de salvar y evitemos que otras familias y madres como yo tengan que sufrir este terrible dolor".

"Yo ya nunca veré a mi hija"

"A mi hija ya nadie me la va a devolver con vida. Lucho por tenerla conmigo, darle su descanso en paz y hacerle justicia como ella merece", lamenta su madre en la carta abierta en la que demanda mayor dureza contra asesinos y violadores.

Marisol Burón se queja en esa misiva de que "mientras a estos asesinos sus familias pueden ir a visitarles [a la cárcel], yo ya nunca más podré decir 'voy a ver a mi hija Marta'. Señores dolor, mucho dolor, leyes, insisto, obsoletas, poco duras, y que dejan al delincuente asesino o violador seguir haciendo lo que en gana le viene, pues a fin de cuentas les sale barato".

La madre de la joven de Estivella termina la carta agradeciendo "a las miles de personas que intentan cada día hacerme menos duro el camino" con gestos y muestras de cariño y apoyo recibidos "desde toda España".

"Sé por vuestras muestras de apoyo, que si os necesito estaréis, y que si algún día tenemos que juntar nuestras fuerzas lo haremos para luchar por Marta y hacerle justicia todos juntos. Hoy por hoy solo podemos rezarle, y dejar a la policía que siga con su impecable labor, sin contaminar ni perjudicar su esfuerzo en la búsqueda de Marta, pero sé que cuento con todos y cada uno de vosotros. ¡GRACIAS!", finaliza, en lo que se perfila como el anuncio de una recogida de firmas masiva para sustentar una iniciativa popular con el fin de cambiar esas leyes.