Un Renault Clio entró en una rotonda de Palmanova (Mallorca) y se topó con un control de alcoholemia de la Guardia Civil. Los agentes dieron el alto al vehículo, conducido por un joven de 20 años, que tras pararse un instante, aceleró bruscamente. Arrolló a uno de los guardias, causándole graves lesiones en un brazo por las que aún tiene secuelas, y se dio a la fuga.

En plena noche y con las luces apagadas, circuló a gran velocidad en sentido contrario sin que los funcionarios pudieran darle alcance. El conductor aceptó este martes una condena de casi un año y medio de cárcel y la retirada del carné durante 11 meses por delitos de atentado y conducción temeraria.

Los hechos, según reconoció el procesado durante el juicio celebrado este martes, ocurrieron hacia las tres y media de la madrugada del 4 de agosto de 2018. Cuando los guardias civiles interceptaron su coche en el control, instalado en el kilómetro 12 de la autopista de Andratx, el joven pareció obedecer. Redujo la velocidad y entró en el arcén. Pero cuando uno de los agentes se dirigió hacia su vehículo, el acusado pisó el acelerador.

Atropelló a un guardia y estuvo a punto de llevarse por delante a otro, que logró apartarse pero recibió un fuerte golpe en un brazo.

La víctima sufrió diversas lesiones en la mano y en el hombro. Fue trasladado a un centro médico y sometido a una intervención quirúrgica. Precisó un tratamiento rehabilitador, estuvo un mes de baja y tardó más de diez meses en recuperarse, quedándole como secuelas limitaciones para mover la muñeca y el hombro.

Tras el atropello, el conductor escapó del lugar a toda velocidad, apagando las luces del coche para que no pudieran seguirle y recorriendo en zigzag y en sentido opuesto la rotonda. La Guardia Civil no logró interceptarlo entonces, pero acabó siendo identificado unos días después y admitió su implicación en el atropello.

La fiscalía le imputó un delito contra la seguridad vial en su modalidad de conducción temeraria y otro de atentado contra agentes de la autoridad. Por ellos solicitó inicialmente tres años y medio de prisión y cuatro de privación del derecho a conducir.

El procesado, representado por el abogado Jaime Calvar, compareció este martes en un juzgado de lo penal de Palma. El letrado y la fiscalía alcanzaron un acuerdo de conformidad que rebajó notablemente las penas solicitadas. El joven ratificó el pacto ante la magistrada, aceptando en total un año y cuatro meses de prisión y once meses de retirada del carné por ambos delitos.

El ministerio público aceptó aplicar las atenuantes de toxifrenia, al considerar acreditado que actuó por su adicción a las drogas, y confesión, pues él mismo acudió a la Guardia Civil y admitió su responsabilidad. Las partes acordaron que las penas de prisión queden suspendidas durante un plazo de dos años. La jueza dictó sentencia.