El juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Zaragoza contra Rodrigo Lanza por el asesinato en diciembre de 2017 de Víctor Laínez ha quedado este martes visto para sentencia, con la previsión de que el jurado que emitirá el veredicto comience a deliberar en la tarde de este martes.

Las partes trasladarán a los nueve miembros del jurado el objeto del veredicto, con las preguntas a las que deberán contestar, y la deliberación comenzará este martes.

Este martes el abogado defensor, Endika Zulueta, ha expuesto al jurado su alegato final, en el que ha insistido, en contradicción con las acusaciones, en que Lanza no tenía intención de matar a Laínez la madrugada del 8 de diciembre en el bar Tocadiscos del Casco Viejo de la capital aragonesa.

El propio Lanza, haciendo uso de su derecho a la última palabra, ha asegurado que siente "muchísimo" la muerte de Laínez y el dolor de su familia y ha deseado que el jurado "llegue a entender" que actuó porque alguien intentaba atacarle.

El acusado defiende que aquella noche, cuando agredió a Laínez causándole heridas que le provocaron la muerte cuatro días después, actuó "por instinto", movido por el pánico y por el miedo, al percibir que la víctima intentaba atacarle con una navaja, y que lo que él hizo fue intentar defenderse.

"No estaba en mi ánimo que esto pudiera pasar", ha trasmitido al jurado en referencia al desenlace final de los hechos, al tiempo que ha agregado que lleva tres años en prisión por defender su vida.

También ha intentado recordar que ya fue juzgado por ello, hace un año, y que el veredicto y la sentencia de ese juicio finalmente fueron anulados por el Tribunal Superior de Justicia de Aragón, que ordenó repetirlo, pero la magistrada María José Gil no le ha dejado seguir arguyendo que se trataba de algo ya pasado.

Su abogado ha insistido ante el jurado en que es necesario que se tomen "su tiempo" para deliberar y que no se dejen arrastrar "por la ola punitiva" ni por lo que se ha dicho y escrito de este caso fuera de la sala de vistas.

Les ha instado a tener en cuenta "el antes y el después" de los hechos, y a que se basen en las pruebas para emitir su veredicto.

Defiende el abogado que Lanza vio una navaja en la mano de Laínez, que le propinó un golpe en la cara para defenderse y que la víctima cayó al suelo, de espaldas, y que fue a consecuencia de ese golpe cuando se rompió el hueso temporal derecho, tras lo que, según el propio Lanza reconoce, el acusado le siguió propinando golpes en la cara y "solo una patada", sin valerse de ningún objeto, tal y como a su juicio ha quedado demostrado.

También ha recordado que, según los peritos forenses aportados por la defensa, Laínez tenía antecedentes médicos anteriores, relacionados con el corazón, y que sin esos daños previos quizá no hubiera muerto.

Y ha querido insistir en que aunque Lanza habría tenido posibilidades de escapar, no lo hizo durante los cuatro días que pasaron entre el de los hechos y el que fue detenido, periodo en el que tampoco cambió su estética ni se deshizo de la ropa que llevaba.

Finalmente, ha negado que actuara por motivación ideológica y que esta no puede ser considerada un móvil de la acción, a pesar de que ha quedado constatado que víctima y acusado tenían ideologías opuestas y en el juicio varios testigos declararon que Laínez llevaba unos tirantes con la bandera española, que Lanza dice que no vio en ningún momento y los testigos aseguran que solo cuando ya estaba caído en el suelo.

Las acusaciones presentaron este lunes sus alegatos finales, pero el de Zulueta se trasladó a este martes debido a un importante problema personal del abogado.