Por 110 euros. Esa era la deuda que tenían Theri K., de 19 años, y su novio, K. T., de 17 (a punto de cumplir los 18, pero aún no los tenía), cuando asesinaron presuntamente a la madre de ella, Anna Todorova, de 46 años, en pleno confinamiento en l'Alcúdia de Crespins, y convivieron durante cuatro meses y medio con su cuerpo en la única bañera de la casa, hasta que la llamada de una amiga de la pareja alertó a la Guardia Civil.

Según el informe final que la Guardia Civil ha entregado ya en el juzgado de Instrucción 3 de Xàtiva y en la Fiscalía de Menores, el móvil del brutal crimen fueron, al parecer, 110 euros que Theri y su novio le debían a su camello por una pequeña cantidad de marihuana. La presunta parricida pedía constantemente dinero a su madre, pero, en esa ocasión, Anna se negó a seguir financiando sus gastos.

Esa negativa habría sido el detonante por el que Theri, supuestamente, habría decidido matar a su madre. Según la investigación llevada a cabo por el grupo de Homicidios de la Guardia Civil, en colaboración con el equipo de Policía Judicial del instituto armado en Xàtiva, una vez tomada la decisión, empezaron a envenenarla diariamente añadiendo lejía a las bebidas alcohólicas que ingería Anna.

La mujer comenzó a tener episodios de malestar, que incluían vómitos, pero las cantidades de hipoclorito no eran suficientes para matarla, por lo que, recién estrenado el confinamiento al que obligó el estado de alarma el 14 de marzo del año pasado, la pareja habría decidido asesinarla con un método más directo.

Así, el 1 de abril, entre las 13.00 y las 15.30 horas, aprovechando que Anna estaba postrada en la cama, el presunto asesino se habría acercado a ella con un cuchillo jamonero y la habría matado clavándoselo en el pecho. La autopsia determinaría meses más tarde que fue una cuchillada letal que le atravesó el corazón.

Pero ellos no lo sabían. El acusado le pidió, supuestamente, a Theri que participase en el crimen degollando a su madre, algo que la joven presuntamente habría hecho justo a continuación. También en eso los forenses certifican las declaraciones con que cuenta la Guardia Civil: la víctima tenía seccionado el cuello y la garganta con la misma arma. Una vez muerta, la pareja dejó el cuerpo de Anna tirado en el pasillo de la vivienda, e incluso le hicieron fotos con el móvil.

Durante un largo periodo de tiempo, dejaron el cadáver en ese lugar, hasta que un día decidieron trasladarlo a la bañera para rociarlo con lejía y salfumán, en un intento por acelerar la descomposición, ya que el confinamiento seguía en vigor, por lo que no podían sacarlo de la vivienda sin ser vistos por los vecinos. De hecho, no dudaron en mentir a todo aquel que preguntó por la víctima: su propia hija les dijo que se había ido de viaje y que tardaría en regresar.

Pidió ayuda a una amiga

El piso que Anna Todorova tenía en la calle Miguel Hernández de l'Alcúdia de Crespins y donde fue asesinada cuenta con dos cuartos de baño, pero solo uno de ellos dispone de bañera. El otro es un aseo con inodoro y lavabo, por lo que al trasladar el cuerpo a la pila de baño se quedaban sin un lugar donde ducharse. Tampoco eso pareció ser un problema para la pareja, que continuó haciendo su vida con normalidad. La hija incluso asumió el trabajo de limpiar la escalera de la finca que realizaba su madre.

Fue precisamente para trasladar el cuerpo del pasillo a la bañera por lo que Theri recurrió a una amiga, a quien permitió ver el cuerpo cuando le pidió ayuda para moverlo de un sitio a otro. La chica, menor de edad, se asustó tanto que no se lo dijo a nadie. Hasta que un tiempo después le relató lo ocurrido a su novio, también menor, quien se presentó en la Guardia Civil de Canals para denunciar los hechos.

Eso fue en la madrugada del jueves, 20 de agosto. Tras poner bajo custodia el piso, los agentes entraron ya avanzada la mañana y comprobaron que el cuerpo de Anna estaba, tal como había contado el menor, en la bañera.

La Guardia Civil detuvo a Theri K. en ese momento, dentro del piso, y a su novio, K. T., poco después, justo cuando llegaba a la casa. Tres días después, la jueza de Instrucción 3 de Xàtiva, responsable de la investigación, los envió a ambos a prisión.