La Audiencia Provincial de Valladolid ha impuesto una pena de tres años de prisión a un sacerdote, O.F.L., como autor de un delito de ciberacoso sexual en concurso real con otro delito de abuso sexual a menor de 16 años, por hechos ocurridos entre diciembre de 2019 y enero de 2020.

Durante el juicio, celebrado el pasado 29 de enero, las acusaciones contra el procesado, para el que la Fiscalía había solicitado cuatro años de cárcel y la defensa la absolución, se centraron en que envió a la joven, de 13 años entonces, a través de teléfono móvil, dos vídeos y mensajes de WhatsApp de contenido sexual.

La sentencia, facilitada este lunes por fuentes del TSJCyL, considera hechos probados que el encausado, derivado de las labores sacerdotales que ejercía en la iglesia de Nuestra Señora de las Angustias de Valladolid, contactó con una mujer y su hija de 13 años, de nacionalidad rumana -en la actualidad ambas en paradero desconocido-.

La madre de la joven solía acudir a veces al templo, acompañada por la menor, para solicitar, en la puerta de la iglesia, ayuda económica de los feligreses, los transeúntes o a las personas que desempeñaban labores religiosas en ese centro, entre otras el acusado, quien en ocasiones entregó pequeñas cantidades de dinero y compró a la menor un chándal, lo que propició que el sacerdote facilitase el número de su teléfono.

La menor solía utilizar el móvil de su madre, cuyo número tenía el procesado, quien el 21 de diciembre de 2019 contactó con la víctima vía WhatsApp y, desde esa fecha y por el mismo método, entablaron progresivas conversaciones de contenido sexual entre ellos, que llegaron hasta el 6 de enero de 2.020.

La resolución judicial establece que el acusado era sabedor en todo momento de la edad exacta que tenía la menor y de las consecuencias que un contacto sexual con ella podría implicar para él.

Los mensajes enviados por el acusado adquirieron caracteres más personales, en las que el procesado insistía en verse a solas con la menor en el domicilio de ella, aprovechando que su madre se encontrara ausente, para verla desnuda o mantener relaciones sexuales con ella, entre otras proposiciones.

El acusado consiguió de la menor fotos y vídeos de ella vestida, en bikini, en ropa interior o incluso desnuda, mientras él también remitió a la víctima imágenes de contenido sexual explícito y dos vídeos, el primero desnudándose y el segundo, en el que se le ve la cara, desnudo y masturbándose.

A partir de la recepción del segundo vídeo la menor reclamó al cura que comprara una casa a su madre o le diera cien o doscientos euros mensuales, para que fuera ahorrando y así poder comprarla, a lo que se negó el acusado, quien recibió mensajes con amenazas de ir a la Policía si no abonaba el dinero.

El procesado, quien sólo quiso responder a preguntas de su abogado en el juicio, manifestó entonces que en los mensajes que intercambió con la joven ella "insinuaba cierta atracción" o intención de tener algún tipo de relación, lo que no llegó a concretare ya que, según subrayó, él nunca tuvo intención de mantener un encuentro físico con ella.

El Arzobispado pide disculpas

El Arzobispado de Valladolid ha pedido perdón por los delitos de ciberacoso sexual y abuso a una menor del sacerdote, ha mostrado su dolor por la víctima y ha reconocido la vergüenza y escándalo que estos hechos suponen para la sociedad.

En un comunicado enviado a los medios, el Arzobispado recuerda que el 12 de enero de 2020, el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, dictaminó apartar temporalmente del ejercicio público del ministerio pastoral a esta sacerdote, en el momento en el que fue conocedor de un presunto comportamiento deshonesto del presbítero con una menor.

Inmediatamente, la Archidiócesis inició un proceso de investigación canónica, que quedó en suspenso a la espera del resultado de la posible investigación que se pudiera producir en la jurisdicción penal.

Tras conocer la sentencia, la Iglesia de Valladolid ha condenado firmemente los hechos, ha manifestado su dolor por la víctima y reconoce la "vergüenza y escándalo" que estos hechos suponen para la comunidad cristiana y para la sociedad en general, por lo que ha pedido perdón.

Por otra parte, la Archidiócesis de Valladolid mantiene la suspensión en el ejercicio del ministerio a este sacerdote, incorpora los hechos probados en la sentencia al proceso de investigación canónica abierto en enero, hasta ahora interrumpido, y lo traslada a la Congregación para la Doctrina de la Fe, dice la nota.

Finalmente, la Archidiócesis renueva el compromiso ya manifestado con la apertura del Servicio de Atención a Víctimas, de poner los medios a su alcance para prevenir este tipo de delitos, denunciar los que pudieran haberse cometido y prestar la atención debida a las víctimas.