Los operarios que activaron la máquina de clasificación de la Planta de Residuos Sólidos (PIRS) de Arico, en Santa Cruz de Tenerife, la detuvieron al instante cuando vieron que algo se movía en su interior. Cuando se fijaron bien, gracias a los focos del tromel –especie de tambor gigante parecido a una lavadora, de tres metros de diámetro y con enormes cuchillas, que se usa para separar el plástico–, se percataron de que se trataba de un cachorro de perro. Sin saber bien cómo el animal había logrado entrar al PIRS y a la máquina, los responsables llamaron a la Guardia Civil, que a su vez avisó a los bomberos.

Los operarios de la planta de envases del PIRS y los bomberos tardaron una hora en poner en marcha el operativo y sacar al cachorro del tromel sano y salvo. El perro se había salvado de una muerte segura por segundos. Temblaba cuando lo sacaron. Ocurrió el pasado miércoles día 3 pero la historia se conoció el domingo después de que la dieran a conocer los responsables de la protectora de animales que también acudieron al PIRS para hacerse cargo del cachorro, la Asociación de Amigos de los Animales de Arico 4A. Angelina, que es como han bautizado a la perrita, ya ha superado el pánico y juguetea con el resto de animales del albergue que tiene este colectivo. “Le pusimos Angelina porque es una cachorrita con mucho ángel. Se salvó de milagro y ahora las peticiones para acogerla se acumulan”, asegura Anne Monteyne, presidenta de la asociación, una belga afincada en la Isla.

Rafael Martín, responsable de las planta de envases del PIRS, coincide con Monteyne en que fue “un milagro” lo que le ocurrió a Angelina. “Es muy difícil que un animal se cuele en la planta de residuos. Pero más difícil es que entre al tromel, el tambor que con su movimiento giratorio –como el de una lavadora– separa los residuos plásticos con la ayuda de cuchillas. Menos mal que nuestros operarios la vieron con el tiempo justo para detener la maquinaria, que está en fase de pruebas”, relata.

Martín cree que la perrita pudo entrar por algún hueco de las vallas que delimitan la Planta de Residuos Sólidos de Arico y terminó por casualidad en el espacio destinado a la separación de los envases de plástico, los que se depositan en el contenedor amarillo. “Nunca vi nada igual. Pero nuestros profesionales se dieron cuenta al momento de que había algo moviéndose en el tromel. Menos mal...”.

Angelina con Anne Monteyne en el albergue de Arico

El responsable de la clasificación de envases aclara que Angelina no llegó al PIRS en un camión de la basura después de que alguien la arrojara a un contenedor, como se comentó en un primer momento. “No la trajo un camión, sino que entró por sus medios. Lo comprobamos a través de las cámaras de seguridad. Vendría de algún barranco cercano al complejo ambiental de Arico o de alguna finca”, teoriza Rafael Martín.

Angelina ha vuelto a comportarse como un cachorro normal después del susto. Sin llegar al año, este ejemplar “mezcla de Shar Pei y Bulldog francés no para de corretear”, cuenta la responsable del albergue de Arico, que aclara que estuvo unos días “paralizada, con temblores permanentes, de lo mal que lo debió pasar”.

Anne Monteyne agradece la sensibilidad de los operarios del PIRS y de los bomberos, que lograron salvar a la cachorrita de una muerte segura. Ahora está bajo cuidados intensivos y completa su vacunación. Una vez que acabe este proceso, en una semana, la cachorrita será dada en adopción. “Hay muchos aspirantes. La historia de Angelina ha conmovido a mucha gente. Cuánto me alegro de la suerte que ha tenido”, concluye Monteyne, que lleva un albergue en el que hay 80 perros, 30 gatos, 12 caballos, así como cabras, ovejas, cerdos, gallinas, cobayas y hasta pájaros.