A los dos días de que a Elena Y. L. diera a luz a Sofía, los Servicios Sociales del Gobierno de Aragón activaron un seguimiento de la menor. El antecedente era la pérdida de la custodia de otros dos hijos por desprotección. La menor fue creciendo en un ambiente familiar con evidentes dificultades económicas, pero el riesgo cesó cuando cumplió los 3 años y con él la intervención de estos especialistas que derivaron el expediente a los asistentes sociales municipales del zaragozano barrio de El Gancho en el que residían y que hacían controles semanales en los que habían observado una serie de lesiones "sospechosas" en su cuerpo. Pese a todo ello, parece que nada hacía prever que en la madrugada del 27 de abril de 2019 la niña estuvo a punto de morir de, supuestamente, una brutal paliza. La madre y su pareja, Constantin M., apuntan a que fue un accidente. Afrontan 37 años de cárcel.

Una versión que dieron este jueves ante los magistrados de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Zaragoza y que era nueva, tal y como destacó la Fiscalía. Cuando Elena Y. L. llamó al 112 a pedir ayuda explicó a los policías nacionales que le entrevistaron que se había resbalado tras la ducha, dándose un fuerte golpe en la cabeza. Ante el juez que les envió a prisión, donde permanecen en la actualidad, Constantin M. incluso llegó a inculparse, si bien durante el juicio afirmó que lo hizo "para evitar que le quitaran la custodia a su novia".

 Tanto Elena Y. L. como Constantin M. relataron ayer los mismos hechos. Era de madrugada cuando él llegó a la casa, en la calle José Zamoray, y su pareja la estaba esperando "muy nerviosa". "La niña estaba durmiendo, pero se despertó cuando ella comenzó a gritar y discutir, momento en el que hubo un forcejeo entre ambos y la niña cayó por desgracia hacia atrás y se dio contra la mesilla", afirmó el joven visiblemente conmocionado.

La pequeña, en ese momento, perdió la consciencia y él, nervioso, "comenzó a sacudirla para ver si reaccionaba". "La puse debajo del grifo, le puse vinagre en la nariz, pero no despertaba", señaló este hombre a preguntas de su abogado, José Luis Melguizo, mientras afirmaba que su novia se encontraba "bloqueada".

Elena Y. L., por su parte, realizó una declaración idéntica, aunque con distintas palabras, si bien incidió a su defensa, ejercida por Alejandro Giménez, que, pese a que "era una buena niña, yo me desbordaba en determinadas situaciones. Iba a los servicios sociales a mejorar como madre".

Algo que sí quedó claro tanto en su declaración como en la posterior que realizaron los investigadores del Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón es que fue la propia Elena Y. L. la que llamó a pedir ayuda a los sanitarios y a la propia Policía. "Yo no quería matarla, antes me quito la vida", aseveró, recalcando que "hizo todo lo que pudo".

Los agentes que acudieron a la casa destacaron que les abrió la puerta Elena Y. L., "que se mostraba muy calmada", señalando a Constantin M., que "llevaba en brazos a la niña y que estaba muy nervioso".

Inicialmente no sabían si las lesiones pudieran constituir un delito, si bien las contradicciones en las versiones y la entrevista con los médicos del hospital universitario Miguel Servet en el que ingresó en coma les llevó a detenerles como supuestos autores de un delito de asesinato en grado de tentativa. "Eran unas lesiones especialmente graves y plurales, eso no parecía un accidente", afirmaron los agentes de Homicidios.

La opinión de los forenses

En esto coinciden con los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), José Manuel Arredondo y Salvador Baena, que destacaron «la labor coordinada» de los sanitarios del 061 y del Servet que "le salvaron la vida". "15 minutos después, la niña estaría muerta", afirmaron estos especialistas que resaltaron que la menor tenía dos traumatismos craneales diferentes, uno de ellos de días anteriores, y otras lesiones en las extremidades y en el torso. "Concluimos que la menor sufrió malos tratos en dos etapas distintas y descartamos un traumatismo accidental porque hay varios", apostillaron.

Un informe pericial nada favorable para los acusados, especialmente con respecto a Elena Y. L., puesto que durante su declaración exoneró en todo momento a su compañero sentimental y de banquillo.

Otro aspecto en el que hubo debate entre los forenses, los psicólogos y las defensas fue en lo que se refiere al estado mental de Elena Y. L. La describieron como una mujer con rasgos paranoides, narcisistas y con personalidad límite, es decir, no controla su ira. Mientras los especialistas del IMLA señalaron que "es una forma de ser que no resta imputabilidad", el abogado Alejandro Giménez destacó otros informes de los servicios sociales que dicen lo contrario.

La menor está en la actualidad bajo tutela de los Servicios Sociales en proceso de adopción. Como secuelas se le ha realizado una valoración de discapacidad del 40%, ya que tiene extremidades paralizadas, cierto daño neurocognitivo y problemas de visión.