Virginia Guerrero y Manuela Torres, de 13 y 14 años, fueron vistas por última vez el 23 de abril de 1992, haciendo autostop para volver a casa

El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Cervera de Pisuerga (Palencia) ha prorrogado un mes más, concretamente hasta el 15 de noviembre, el secreto de sumario sobre el caso de la desaparición en 1992 de las niñas Virginia Guerrero y Manuela Torres, vecinas de Aguilar de Campoo y que fueron vistas por última vez en Reinosa (Cantabria).

El pasado junio dicho juzgado acordó en un auto reabrir la investigación sobre el caso, si bien, "no hay ninguna noticia, a día de hoy, respecto a la misma, según han explicado a Europa Press el despacho criminológico y jurídico Balfagón & Chippirrás, que representa a las familias de las desaparecidas.

La reapertura del caso se decidió por una nueva línea de investigación surgida por una información en un programa de televisión

En la resolución judicial se ordena volver a abrir las diligencias de investigación en torno a este caso, en el que hay información bajo secreto de sumario.

Las dos menores, de 13 y 14 años, fueron vistas por última vez el 23 de abril de 1992, haciendo autostop para volver a casa después de haberse trasladado desde la localidad palentina hasta la cántabra.

La reapertura del caso se decidió por una nueva línea de investigación surgida a raíz de la difusión, el pasado mes de febrero, de una información en un programa de televisión recordando esta desaparición y solicitando también la colaboración ciudadana.

A partir de esa noticia se produjo una llamada de una mujer a la que, un año antes de la desaparición de Virginia y Manuela, había sucedido algo parecido, también cuando hacía autostop en compañía de una amiga con la que regresaba de unas fiestas.

Sin embargo, en aquella ocasión ambas lograron escapar del vehículo -de las mismas características en el que al parecer se subieron Virginia y Manuela cuando fueron vistas por última vez-, aunque no denunciaron nada porque al igual que las menores de Aguilar habían salido de casa sin el permiso de sus padres.

Ahora, casi tres décadas después de lo ocurrido y tras ver el citado programa de televisión, esa mujer ha decidido denunciar los hechos ante la Guardia Civil y se ha acordado así la reapertura de las actuaciones judiciales.

En 2018, el hallazgo de una mandíbula humana en el embalse del Ebro llevó a pensar que pudiera pertenecer a una de las dos niñas de Aguilar

El auto por el que se han retomado las pesquisas se ha acompañado de otras diligencias, como un mandamiento para verificar la versión de esa testigo y para la identificación de posibles sospechosos que tuvieran relación con lo ocurrido, todo ello en el marco de la investigación reabierta y que continúa su curso.

Así, el 29 de julio pasado la juez ha emitido una providencia en la que remite a la Guardia Civil todos los datos recabados e insta a esta institución a seguir investigando.

Mandíbula en el embalse del Ebro

En 2018, el hallazgo de una mandíbula humana en el embalse del Ebro llevó a pensar que pudiera pertenecer a una de las dos niñas de Aguilar, pero el cotejo del ADN con la base del programa 'Fénix' de personas desaparecidas no ofreció ningún resultado.

La localización de dicha pieza ósea se produjo el 12 de octubre de ese año en la orilla del pantano, en el municipio de Campoo de Yuso. Se hicieron cargo de la investigación especialistas de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Cantabria.

En las proximidades del lugar donde fue descubierta la mandíbula se encuentra un antiguo cementerio, que, si bien habitualmente está cubierto por el agua, con el episodio de sequía del verano anterior quedó al descubierto.

En este sentido, una de las hipótesis de trabajo era que dicho resto procediera del mencionado campo santo, aunque no se descartaron otras posibilidades, como que pudiera pertenecer a una de las dos menores palentinas que desaparecieron en Reinosa hace ya casi 30 años.