Las conocidas Casitas Rosa de la Malva-rosa de València fueron escenario este jueves de un nuevo episodio violento. Federico Maria Occhipinti, un toxicómano de 31 años y nacionalidad italiana, fue encontrado muerto con signos externos de violencia tendido en la calle San Juan de Dios. El cuerpo sin vida de la víctima, que había salido recientemente de cumplir una condena en el centro penitenciario de Picassent, presentaba golpes en la parte lateral y occipital del cráneo.

El cadáver fue encontrado poco antes de las ocho de la mañana en la citada barriada de València, tendido entre la acera y el bordillo. Al parecer, el fallecido, con problemas por su adicción a las drogas, habría acudido a las Casitas Rosa precisamente a comprar estupefaciente, aunque aún es pronto para saber si quien le produjo la muerte, posiblemente con un objeto contundente, actuó durante una pelea casual o si lo estaba esperando.

Agentes del grupo de Homicidios de la Policía Nacional de València se han hecho cargo de las investigaciones para determinar la autoría de este nuevo homicidio.

El forense, en una primera inspección ocular, y a la espera de que hoy se le realice la autopsia en el Instituto de Medicina Legal (IML) de València, apreció indicios evidentes de una muerte violenta. Al confirmar que la brecha abierta en el cráneo podría haber sido causada de forma intencionada, se dio aviso al juez de Instrucción número tres de València —en funciones de guardia por escasos minutos— quien se desplazó al lugar del crimen y autorizó el levantamiento del cadáver una vez concluyó el trabajo policial y el del forense.

Nada más recibir el aviso de que había una persona ensangrentada e inerte tirada en plena calle, agentes de la Policía Nacional y de la Policía Local de València acudieron a la citada barriada. También fue enviada una ambulancia, cuyos médico sólo pudo confirmar el fallecimiento del hombre. Inicialmente se desconocía la identidad de la víctima, ya que carecía de documentación, pero tras varias averiguaciones la Policía pudo confirmar que se trataba de Federico Maria Occhipinti, un italiano de 31 años con antecedentes por delitos violentos, entre ellos malos tratos, quien había salido recientemente de prisión.

Silencio entre el vecindario

Entre el vecindario nadie parecía haber visto o escuchado nada. El crimen se habría producido entre las 5.30 y las 7.00 horas del jueves. "A las cinco de la mañana estaba yo en la esquina y no había nadie, ni el muerto, ni pelea, ni nada", asevera un testigo que estuvo una media hora en la zona, frecuentada por toxicómanos, ya que es uno de los puntos negros de venta de droga al menudeo de la ciudad.

"Hemos escuchado follón pero yo estaba durmiendo al chiquillo y no me he asomado para nada", apuntó otro vecino. Otra mujer indicó que a las siete de la mañana, al regresar del Hospital Clínico con su hijo, entró directamente en casa y no sabe realmente si estaba ya el fallecido allí tendido en la calle. Algunos señalaron que el hombre había sido visto con un compatriota italiano más habitual en la zona.