Pedro Lozano Jiménez recibió el apodo del Rambo de Requena con tan solo 28 años después de poner en jaque a los vecinos de una veintena de pueblos de la Comunidad Valenciana en los que cometía robos con violencia e intimidación en el interior de viviendas.

La Guardia Civil le buscaba y decidió esconderse en el Bajo Aragón rememorando a Igor el Ruso, llegando incluso a disparar a un guardia civil que, por suerte, pudo salvar su vida. Le acaban de comunicar en la cárcel en la que permanece ingresado que afronta una condena de 61 años, que solicitan los agentes a los que se enfrentó, y de 29 años que pide la Fiscalía Provincial de Teruel y la AUGC.

La indemnización podría ascender a más de 150.000 euros. Una elevada solicitud de condena que responde a una larga lista de delitos por los que se sentará en el banquillo como son dos asesinatos en grado de tentativa, lesiones graves, atentado, tenencia ilícita de armas, robo en casa habitada, hurto de uso de vehículo, conducción temeraria y coacciones. De todos ellos es autor en opinión del abogado de los guardias civiles, Jorge Piedrafita, quien destaca que no hay dudas de que intentó acabar con la vida de dos agentes cuando protegían la seguridad colectiva para evitar la comisión de más delitos contra la ciudadanía.

La investigación no pudo determinar cuándo llegó al Bajo Aragón, pero sí que okupó una segunda residencia de la localidad turolense de El Castellar para esconderse de la Guardia Civil de Valencia que le venía buscando. Allí estuvo hasta el 8 de junio del 2020. Durante su estancia, causó daños en elementos del inmueble, y se apoderó de menaje de la vivienda, llevándose, entre otras cosas, una manta, dos toallas, una colcha, una perola, un recipiente y un sacacorchos. Un modus operandi que usó en Valencia. También entró en otra vivienda del municipio donde se apoderó de una carabina de aire comprimido y de un todoterreno Suzuki. Le siguieron, pues previamente habían recibido el aviso del robo de dicho turismo.

No conocía la zona y se introdujo con el vehículo en un callejón sin salida. Al verse acorralado, bajar del vehículo de espaldas a los agentes, ocultando la escopeta que portaba, y, sin previo aviso ni justificación, con clara intención de atentar contra la vida e integridad de los agentes, así como de menoscabar la autoridad que estos representaban, comenzó a disparar contra ellos. A los dos les apuntó contra la cabeza, alcanzando a uno al que hirió en el brazo y el abdomen.

Tras ello continuó la huida a pie, accediendo a una cochera donde robó otro coche, circulando de forma temeraria hasta Andorra donde tuvo un accidente. Salió ileso y tras intimidar con el arma le quitó su coche a un vecino con el que fue a una zona agreste de las afueras, donde fue reducido de un disparo en la pierna.