Dulce Ángel, como se hacía llamar Hendangeline Candy Arrieta en la red de contactos Badoo, no se comportaba como si estuviera siendo extorsionada para ligarse hombres que luego eran torturados, robados, retenidos en contra de su voluntad y hasta asesinados como ocurrió con el informático vasco José Antonio Delgado. Fue en septiembre del 2019. Así de tajante fue uno de los miembros de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que vigiló sin descanso a la encausada y a su pareja, Mohamed Achraf, para recabar todas las pruebas necesarias antes de detenerles por formar la banda del Badoo.

Este agente especialista en homicidios, secuestros y extorsiones, que apoyó la investigación iniciada por la Unidad Operativa de Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza, explicó que la actitud de esta mujer "no era la de estar drogada con somníferos", tal y como explicó en la declaración que realizó el primer día del juicio con jurado popular con el que se pretende dilucidar el grado de culpabilidad de los dos encausados. Es más, afirmó que el día del arresto no se le observaron "lesiones por bridas o moratones por agresiones", que dijo haber sufrido. "Si lo hubiéramos visto, estaría en el informe", recalcó este miembro del instituto armado, quien, a preguntas de la fiscala Ana Díez, "en ningún momento Candy Arrieta encaja con el perfil de una persona sometida".

Tanto él como su compañero presentaron a los miembros del tribunal popular todas las pruebas que recabaron en contra de los dos encausados. Como si fueran trofeos, guardaron entre la casa de Pedrola y el taller de vehículo todo tipo de objetos robados a los tres hombres que asaltaron. De su última víctima, un informático de 54 años divorciado que vivía en Getxo (Vizcaya), al que Candy y su novio golpearon brutalmente y enterraron en un paraje apartado de Pedrola, la mujer guardaba en casa su palo de golf, las gafas graduadas que llevaba puestas cuando acudió a la cita sexual con la venezolana y una bolsa de viaje de la marca Emporio Armani.

Además, la Guardia Civil recuperó del váter de la casa de Candy una cadena dorada y una alianza, también propiedad del fallecido. La venezolana intentó deshacerse de ellas mientras la Guardia Civil registraba su vivienda.

Por si no fuera suficiente, los investigadores también pudieron geolocalizar y analizar minuto a minuto los pasos que dio Mohamed Achraf, gracias a que llevaba un brazalete de violencia machista porque tenía vigente una orden de alejamiento con respecto a una expareja. Tal y como detallaron los guardias civiles, pudieron observar que este hombre se desplazó la noche del 6 de septiembre hasta Gallur, lugar donde Hendangeline Candy Arrieta se citó con la víctima mortal. Es decir, el procesado la llevó con su coche al lugar y, posteriormente, se desplazaron a la nave que servía como taller de coches y como centro de torturas, según la Guardia Civil.

Es tal la información que recabaron con la pulsera que pudieron ver que se desplazó al Mercadona de Utebo para vender el Mercedes 220 propiedad de la víctima el día 7, cuando todavía estaba vivo José Antonio Delgado, ya que no fue enterrado vivo hasta el día 8 de septiembre del 2019. De hecho, gracias a la geolocalización pudieron determinar dónde se habían deshecho del cadáver. "Hizo dos viajes a una paraje en el que no tenía ninguna necesidad de ir", afirmó uno de los agentes.

Pero antes de todo ello fue fundamental, tal y como explicaron, el hallazgo de su vehículo, un Mercedes deportivo que los acusados vendieron a una pareja de Zaragoza que adelantó 11.000 euros en efectivo de los 21.000 euros totales. "Nos dimos cuenta de que había tres casos ocurridos en julio y septiembre en la misma zona y que el modus operandi era muy parecido: una mujer actuaba de gancho a través de la red Badoo destinada a encuentros sexuales; ella captaba a las víctimas y luego el acusado -solo en un caso- a las levaban a un lugar aislado donde las golpeaban para obtener la clave de las tarjetas y quitarles el coche y todas sus pertenencias", recalcó.

Salvados de la prisión permanente

La abogada de la familia del fallecido, Estefanía Rojo, solicita la prisión permanente revisable por entender que asesinaron ejerciendo bajo el marco de formar una banda criminal, si bien la Guardia Civil no tuvo más remedio que decir que decir que solo hay dos autores y no tres como exige la ley para formar una organización. Fue a preguntas de la abogada defensora, Carmen Sánchez Herrero, quien trató así de evitar una condena tan gravosa para Mohamed Achraf.

Durante la sesión también declaró el padre, el hijo y la hermana de la víctima. Recordaron que se fue a Zaragoza y ya no volvió. Especialmente emotivo fue el relato de su hermana, quien no pudo evitar emocionarse al reconocer los objetos que la banda se guardaba como trofeos y que eran de su hermano. "Sé que es esa bolsa de Armani porque me regaló una igual", afirmó, mientras lamentó que a la cadena de oro le falta una medalla con las iniciales de su madre Pilar y una cruz.