Jorge Ignacio P. J., el presunto asesino en serie acusado de matar a Marta Calvo, Lady Marcela Vargas y Arliene Ramos y de haberlo intentado con otras ocho mujeres, todo ello en el plazo de poco más de un año, se enfrenta a una nueva petición de cárcel: dos años más por lesionar a dos guardias civiles de Tráfico a los que se enfrentó violentamente cuando lo sorprendieron hablando por el teléfono móvil mientras conducía.

El incidente ocurrió a las 17.15 hora del sábado, 22 de junio de 2019, exactamente una semana y unas horas después de que Jorge Ignacio P. J. hubiera matado presuntamente a su segunda víctima mortal, Lady Marcela Vargas, de 25 años y madre de dos hijos en Colombia, tras un encuentro sexual pagado en un piso de la avenida de la Plata, en València, que entonces estaba en manos de un proxeneta que prostituía a chicas.

ocho días antes de otra de esas citas sexuales mantenida con una de las ocho supervivientes, precisamente en la casa de Manuel donde el acusado mataría a Marta Calvo cuatro meses y una semana más tarde. Es más, la joven, que es una de las que declarará como víctima en la causa contra Jorge Ignacio P. J., acudió voluntariamente a la Guardia Civil tras ver la noticia de la desaparición de Marta, convencida de que ella se había librado de morir a manos del inculpado.

Así narró "el miedo que pasó" cuando se despertó totalmente mareada en la cama, después de que la drogara mezclando en su bebida alguna sustancia, y descubrió, al refugiarse de él en el baño con la excusa de que quería ducharse, piedras de cocaína -alguna del tamaño de "media falange del pulgar de la mano"- en su ano y en su vagina que le había introducido cuando estaba inconsciente.

La chica, cuya declaración ante los investigadores a finales de noviembre de 2019 fue realmente la primera clave contra el presunto asesino en serie, llamó esa noche a escondidas a una amiga pidiéndole ayuda y le envió su ubicación. Luego, le dijo a Jorge Ignacio que su amiga estaba en camino. Inicialmente, Jorge Ignacio P. J. le dijo que, si quería irse, que se fuese andando hasta la estación, aunque finalmente accedió a llevarla a coger el tren en su coche, posiblemente un Audi grande y gris.

"A sabiendas del peligro de su conducta", otra vez

Ocho días antes de ese episodio, conducía otro vehículo distinto, un Volvo C30, por la V-30, en sentido hacia la A7. Eran las 17.15 horas. A la altura del kilómetro 8, una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico lo vio hablando por el teléfono móvil y le hizo señales luminosas y sonoras para que se detuviese. Pero no lo hizo, explica la fiscal en su escrito de acusación. Al contrario, emprendió la huida "con menoscabo al respeto a las más elementales normas de circulación y a sabiendas del peligro de su conducta, comenzó a aumentar la velocidad, adelantando al resto de los vehículos por la izquierda y por la derecha de forma zigzagueante".

Al llegar a la salida 13, hacia Paterna y Manises, se salió de la autovía bruscamente y, a elevada velocidad, adelantó a los vehículos por el arcén. Luego, al llegar a la rotonda, la invadió, obligando a quienes circulaban por ella a dar volantazos y frenazos para evitarlo. Aún así, siguió su peligrosa huida por la CV-371, «donde varios vehículos que circulaban en ambos sentidos tuvieron que desviar su trayectoria para evitar la colisión».

Uno de los agentes tardó 83 días en curar las lesiones sufridas y el otro estuvo 10 días de baja

Al entrar en Paterna, frenó y salió corriendo del coche a toda velocidad. Los dos guardias salieron a la carrera tras él, hasta que el primero de ellos le dio alcance. Ni siquiera así depuso su actitud, sino que el agente tuvo que arrojarse sobre él, placarlo y forcejear hasta que pudo dominarlo, inmovilizarlo y esposarlo, con la ayuda de su compañero.

El primero de ellos sufrió lesiones de las que tardó 83 días en curar, mientras que el segundo también tuvo que estar 10 días de baja a raíz de la detención. La fiscal pide ahora para Jorge Ignacio P. J. dos años de prisión por las lesiones más graves y una multa de cárcel de dos meses a 12 euros diarios, esto es, de 360 euros.

El juicio por esta agresión a los guardias civiles contra el presunto asesino de Marta, Lady Marcela y Arliene debía haberse celebrado este mes, pero ha tenido que ser aplazado para el próximo 8 de julio.