Javier Alejandro M. D. C., el médico que operó a la mujer de 39 años de edad que murió en Año Nuevo tras un mes en la UCI después de someterse a una lipoescultura, declaraba este lunes en el juzgado de Cartagena y decía que no entiende cómo Sara Gómez llegó al Santa Lucía en ese estado, ya que, según él, "la cirugía salió bien".

Es lo que indicaba a los periodistas el letrado que defiende los intereses de la familia de la difunta, Evaristo Llanos, ya que el del cirujano, Pablo Martínez, prefirió no hacer declaraciones "con la presión de la familia en la puerta, que, para mí, son una presión a la Justicia", indicó posteriormente a este diario.

Javier Alejandro M.D.C., que dentro del juzgado solo contestaba a las preguntas de su abogado, Pablo Martínez, salió por la puerta de atrás de los juzgados de Cartagena por recomendación de la propia Policía para esquivar las cámaras y a los familiares de la difunta, que esperaban con pancartas y megáfonos, como suelen hacer cada vez que declara un implicado en el caso que costó la vida a la mujer, madre de dos hijos. 'Somos la voz de Sara' y ‘te queremos, pingüina’, rezaban los carteles que portaban.

"Lamento todo lo ocurrido y confío plenamente en la Justicia", dijo este médico cuando declaró en enero, días después del fallecimiento de Sara.

Pablo Martínez explicó posteriormente a La Opinión que el médico detalló en el juzgado cuál es su formación médica y detalló cómo conoció a la mujer, que no fue por redes sociales, como se llegó a decir. Tuvo tres consultas con ella, le mandó unas pruebas diagnósticas para comprobar que no tenía hernias y la operación se desarrolló de forma normal, sin complicaciones durante la intervención. El problema llegó "cuando no recuperaba los valores tensionales", de ahí que fuese derivada al Santa Lucía, porque el Virgen de la Caridad (donde tuvo lugar la lipoescultura, en un quirófano alquilado) no contaba con los medios necesarios para atender a una paciente así de grave.

El cirujano contó en su declaración que él se desplazó hasta tres veces al Santa Lucía, a hablar con los médicos que atendían ahí a la mujer, para detallarles qué aconteció durante la intervención en el Virgen de la Caridad y estar pendiente del estado de Sara Gómez. Lamenta profundamente lo ocurrido y, si en algo se ha podido equivocar, pide disculpas. A él le habría gustado hablar en su día con los padres y los hermanos de la difunta, pero no le fue posible.

En cuanto al anestesista, también investigado en la causa, declaró igualmente este lunes e insistió, en la misma línea que el médico, en que no hubo problema en la operación.

La defensa del doctor se pregunta qué hubiese pasado si se hubiesen detectado antes en el Santa Lucía las perforaciones que presentaba la paciente y si, de haberla intervenido antes en este hospital, el desenlace habría sido o no el mismo.

Falta todavía el informe definitivo de la autopsia de la mujer y otras pruebas que se han solicitado por las partes.