Con un perdigón alojado entre el corazón y el pulmón ingresó en la unidad de cuidados intensivos (uci) del hospital Miguel Servet de Zaragoza un vecino de Quinto (Zaragoza). Su vida no corre peligro y quien supuestamente le disparó, un familiar suyo, acabó detenido por la Guardia Civil.

Ocurrió sobre las 19.30 horas, según denunció el primo de la víctima en el puesto que el instituto armado tiene en la localidad zaragozana de Pina de Ebro. Afirmó que su primo estaba en el campo trabajando cuando su padre llegó al almacén propiedad de otra persona con intención de realizar una gestión. En ese momento, tío y sobrino se encontraron, comenzando una discusión entre ambos.

De repente, el sospechoso se fue a su vehículo. Parecía que todo había acabado ahí, pero nada más lejos. Durante un tiempo estuvo al teléfono cuando, de repente, se bajó con lo que parecía una carabina de aire comprimido, amenazando a la víctima diciéndole: «Vete o te pego dos tiros»; disparando acto seguido. Tras ello, se marchó en el turismo, dejando al hombre agredido, de 57 años, tirado sobre el suelo, aturdido y semiiconsciente.

Rápidamente se trasladó hasta allí Guardia Civil y una ambulancia que estabilizó al herido, trasladándole al centro hospitalario donde tuvo que ser intervenido quirúrgicamente para extraerle el proyectil alojado en el interior de su cuerpo. En paralelo, los agentes del instituto armado pusieron en marcha un dispositivo para tratar de localizar a J. J. G., de 27 años, vecino de Belchite. Cuando dieron con él y le detuvieron ya no iba armado.

Tres registros

Los investigadores llegaron a realizar tres registros en propiedades de este joven o de sus parientes más cercanos no localizando el arma empleada. De hecho, en sede policial admitió que habían discutido, pero que para nada fue el autor del disparo. Ante ello y mientras la Guardia Civil aclara lo sucedido, los agentes acordaron la puesta en libertad por un delito de lesiones al sospechoso, quien estuvo asistido por su abogada Olga Oseira.

El denunciante explicó que él no recuerda que hubiera anteriormente agresiones físicas entre víctima y agresor, que «sí ha habido insultos y amenazas continuas por distintos motivos familiares, pero sin llegar a las manos». No obstante, añadió que en una ocasión, J. J. G., trató de atropellarle con su vehículo.

También afirmó que desconocía que el joven tuviera armas, que quien se lo dijo fue su padre. «El hizo mención a una escopeta de perdigones, pero no sabía que tenía. No se dio cuenta de dónde la sacó, solo que fue al coche, la cogió y después le disparó» a corta distancia.

La Guardia Civil investiga si el investigado cuenta con licencia de porte de armas de cara a no solo imputarle el delito de lesiones graves, sino también otro de tenencia ilícita de armas. Al no haber podido ser intervenida, se desconoce el grado de lesividad de la misma por si pudiera estar manipulada.

Aunque inicialmente las diligencias giran en torno a un delito de lesiones éste podría agravarse al homicidio en grado de tentativa si los forenses determinan que el hombre de 57 años pudo haber muerto.