No quería ponerse la mascarilla en el autobús y el conductor le cerró las puertas del vehículo en las narices. La respuesta del pasajero fue la de rajar una de las ruedas del vehículo con un cuchillo que llevaba en el bolsillo. Dos años después de la llegada de la pandemia, el uso de la mascarilla sigue generando conflictos de todo tipo e incluso generando causas penales y llevando a acusados al banquillo. Uno de los puntos de fricción todavía se encuentra en el transporte público, donde sigue siendo uno de los pocos sitios donde todavía es obligatoria. Algunas personas siguen reaccionando de manera violenta cuando el personal le reclama que se la ponga.

El hombre ha sido condenado por un delito de daños poco después de su arresto y ahora un juzgado de lo Penal deberá controlar la aplicación de la condena. Una conformidad que se ha saldado con penas de multa y con el pago de la rueda dañada. 

El incidente ocurrió el pasado 7 de octubre en la línea de autobuses urbanos que unen la barriada de Virgen del Remedio con el centro de Alicante. Sobre las siete de la madrugada, el pasajero pretendió subir al vehículo sin llevar la mascarilla puesta. El conductor le advirtió que sin la prenda de protección no estaba permitido. A pesar de todo, el acusado le replicó que "le vuelvo a repetir que no me voy a poner la mascarilla". Ante lo que el chófer respondió cerrándole las puertas en las narices. El pasajero no quiso dar por zanjada la disputa y sacó un cuchillo de 10 centímetros de hoja que clavó en la rueda delantera derecha. El corte motivó que el conductor tuviera que cambiar de autobús para continuar con su trayecto. 

La empresa Masatusa como perjudicada por el acto vandálico reclama un total de 483,23 euros en lo que estaban valorados los desperfectos que presentaba la rueda.

El hombre fue detenido por un presunto delito de daños y pasó a disposición en el juzgado de guardia de Alicante, donde su defensa logró una conformidad con el fiscal. Un acuerdo que ha permitido que el caso se haya cerrado con una sentencia firme menos de dos semanas después del incidente. El acusado se declaró culpable y fue condenado ese mismo día a una pena de multa de cuatro meses a razón de cuatro euros diarios, lo que supone un importe total de 480 euros. Aparte, se le impone el pagar los 483 euros correspondientes a la reparación de la rueda a la empresa de transportes. El asunto acaba de llegar a un juzgado de lo Penal de Alicante que ahora se deberá encargar de ejecutar la sentencia y hacer que se cumpla.