El Juzgado de lo Penal nº8 de Valencia ha condenado a un profesor del IES Llopis Marí (Cullera, Valencia) por haberle pegado un arponazo en la pierna a uno de sus alumnos en horario lectivo. El juez considera que el docente es "autor responsable de un delito de lesiones por imprudencia grave, con la concurrencia de la atenuante de reparación del daño", según la sentencia a la que ha tenido acceso El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica. Le impone por tanto una pena "de 6 meses de multa con cuota diaria de 10 euros", además de tener que indemnizar a la víctima con 3.000 euros por las lesiones y secuelas causadas, cantidad que ya ha sido abonada.

Sin embargo, la familia de la víctima ha anunciado que piensa recurrir dicha sentencia, ya que el juez no ha aceptado la petición de inhabilitación del profesor por espacio de dos años. La familia cree que la sentencia demuestra que el docente incurrió el numerosas irregularidades el día de los hechos: que sacó a los jóvenes del centro en horario escolar, que disparó un fusil de pesca para el que no tenía seguro, que se llevó al chico al centro de salud en su coche en lugar de llamar a una ambulancia y que pidió a los jóvenes mentir sobre lo que había sucedido. Se da la circunstancia además de que el chico, que se cambió de centro tras el suceso, ha tenido que regresar al mismo instituto, en el que su madre también es profesora.

Los hechos, adelantados en septiembre por El Periódico de España, tuvieron lugar el 7 de octubre de 2020 a las 12 del mediodía. El profesor llegó al centro en el que imparte clases de Educación Física y tutoriza a jóvenes estudiantes de 14 y 15 años. Conminó a los alumnos de la clase de 4º de ESO a acompañarles al parking para enseñarles algo. "Tras contarles que había estado pescando, invitó a los alumnos a salir fuera del centro, a las inmediaciones, donde estaba estacionado su vehículo, con el objeto de mostrarles lo que había pescado", considera probado el juez.

"Una vez allí", prosigue la sentencia, "sacó del maletero del vehículo, un fusil "Cresi Sioux I de 50 cm", para el que no tenía licencia ni seguro, y el cual creía que no estaba cargado, disparándose accidentalmente e impactando en la ingle derecha del menor, de 14 de años, que tenía enfrente. Por estos hechos el acusado le causó al alumno lesiones consistentes en corte en miembro inferior derecho, que requirieron para su sanidad sutura mediante 2 grapas y ocasionó 40 días de perjuicio básico, 5 de perjuicio moderado y 1 punto de secuela derivada del estrés post traumático leve".

Dejación intolerable

El documento dice que "queda probado, no albergándose dudas al respecto, que el acusado era profesor de educación física en el instituto Llopis Mari de Cullera, y en el momento de los hechos se hallaban en tutoría, en el patio. (...) Igualmente consta probado que los hechos tuvieron lugar dentro del horario escolar pero fuera de las instalaciones del centro, en las inmediaciones, donde tenía el vehículo aparcado".

El juez define lo sucedido como imprudencia grave: "El acusado ejecutó una acción causante del resultado lesivo, y se estima probado que lo hizo desatendiendo las mínimas normas de seguridad para evitar el mismo, como son comprobar que el arma no estaba cargada, y no dejarse llevar por la confianza de que no lo estaba, y en ningún caso levantar el arma, toda vez que estos dos hechos provocaron una infracción del deber objetivo de cuidado, que es el elemento nuclear de toda conducta imprudente para poderla considerar típica. Y en base a ello, unido a las circunstancias de que era un profesor mostrando un instrumento peligroso a unos alumnos suyos menores de edad, por lo que puede afirmarse que estemos ante una "dejación intolerable" de las medidas de control adecuadas al concreto momento y circunstancias en que se produjo el desgraciado suceso y, en consecuencia, que la imprudencia concurrente debe ser calificada de grave".

El magistrado confirma además que, tras el suceso, rogó a sus alumnos que mintieran sobre lo que habían presenciado: "No puede olvidarse que tras el incidente, pidió a los menores que faltaran a la verdad sobre lo sucedido y hasta que no se descubrió la realidad del percance, no pidió públicamente disculpas por los hechos ni habló con los progenitores en aras de reparar el daño causado", confirmando así la versión que dio la familia del menor a este diario que. También optó por trasladar él mismo, en su coche particular, al accidentado a un centro de salud, siendo este un comportamiento que no se ajusta al protocolo escolar de este tipo de supuestos.

No lo inhabilitan

La sentencia confirma el cúmulo de irregularidades cometidas por el funcionario: "Ciertamente cometió diversas irregularidades habida cuenta que salió del centro con los menores sin concurrir una causa justificada para ello; dejó a los alumnos dentro del centro escolar pero solos, al no haberse acreditado que solicitara a otro profesor que se hiciera cargo de ellos; se llevó al menor herido en su vehículo particular sin cumplir con el ello el protocolo existente y que ha explicado; y por último, pidió a los menores que mintieran sobre lo sucedido.

No obstante, y a pesar de la condena, la familia del alumno no se muestra conforme con la sentencia. En conversación telefónica con este periódico, el padre de la víctima explica que había solicitado la inhabilitación del profesor por espacio de dos años. El juez, no obstante, ha desestimado esta petición. Rechaza inhabilitar al profesor porque considera que "estos comportamientos no guardan relación con el delito objeto de enjuiciamiento, es decir, el resultado lesivo producido no deriva de una situación profesional concreta que permita proyectar la inhabilitación. No tuvieron lugar cuando el acusado se encontraba impartiendo sus funciones como profesor de educación física ni por cometer una imprudencia en el desarrollo de la misma, no hubo mala praxis".

"No sé qué más se necesita para inhabilitar a un profesor que ha cometido tantas irregularidades. Sacó a los niños a la calle fuera del horario escolar. Sacó un arma para la que no tenía seguro. Le pegó un arponazo a mi hijo. Se lo llevó al centro de salud sin llamar a la ambulancia y dejando al resto de alumnos solos, a los que además les pidió que mintiesen. Se lo pidió también a mi hijo. No nos explicó a la familia lo que había sucedido. No entendemos que no se le inhabilite para el puesto", nos cuenta Jaume, el padre del alumno. Es por ello que ya ha adelantado que va a recurrir esta sentencia.

Vuelta al cole

Se da la circunstancia, además, de que el joven se cambió de instituto a raíz de lo sucedido, pero que este año ha regresado a estudiar al mismo centro en el que sucedieron los hechos. El motivo de su vuelta ha sido que su madre también es profesora en el mismo instituto. Pero su regreso hizo que volviese a coincidir con el docente que le había pegado el arponazo y que le fuese asignado de nuevo como profesor de educación física. "Al final lo cambiaron de grupo para que no tuviese al mismo profesor, pero fue porque lo pidió su madre", concluye Jaume.

Desde El Periódico de España hemos hablado vía telefónica con el centro educativo IES Llopis Marí de Cullera, desde donde su jefa de estudios ha declinado hacer declaraciones. También nos hemos puesto en contacto con la Conselleria d'Educació de la Generalitat Valenciana. En agosto intentamos hablar con ellos, pero nos remitieron a hacerlo en septiembre, cuando empezase el curso. Así lo hicimos, pero explicaron que no hablarían mientras el caso estuviese judicializado. Ahora, con la sentencia ya publicada, hemos enviado una petición por escrito para hablar, pero no hemos obtenido respuesta.