En Soria, el 28 de agosto de 2022

Lectora compulsiva y amante de las plantas: Teresa desapareció al ser trasladada al hospital

No permitieron que su marido fuera con ella en la ambulancia. Cuando el hombre llegó al centro médico, una enfermera le dijo que su mujer "había salido corriendo"

Lectora compulsiva y amante de las plantas: Teresa desapareció al ser trasladada al hospital de Soria

Video: PI STUDIOS

Tamara Morillo

Tamara Morillo

"'Usted no puede venir' me dijeron en la ambulancia. Llorando, le supliqué al sanitario: por favor, ¿no ve cómo está?". Miguel Perea no olvida. "Aquí no puede entrar. Vamos al Hospital Santa Bárbara (Soria), seguro que la dejarán ingresada". El paramédico cerró la puerta. "Tere lloraba y gritaba: 'no me dejes Miguel'", recuerda su marido. No volvió a verla más.

María Teresa Ariño, de 58 años, desapareció aquel 28 de agosto tras llegar al hospital. Su marido, que había tenido que ir en un taxi, no la encontró al llegar. "Una enfermera, medio riéndose, me dijo: 'su mujer ha salido corriendo". No daba crédito: "¿no la han podido parar?". Salió en su búsqueda. Casi cuatro meses después, sigue sin encontrarla. Teresa -Tere- no está.

Teresa Ariño desapareció el 28 de agosto de 2022.

Teresa Ariño desapareció el 28 de agosto de 2022. / CASO ABIERTO

Un pastor aseguró haberla visto un día después en el campo, a 18 kilómetros del hospital. Iba herida y desorientada. "Por más que se ha batido la zona no hay nada", lamenta Miguel que, junto a CASO ABIERTO, portal de sucesos e investigación de Prensa Ibérica, retrocede hasta llegar a aquel 28 de agosto en que desapareció su mujer. "Todo empezó una semana antes", afirma, cuando comenzó un peregrinaje por diferentes salas de urgencias y consultas médicas. Su mujer, Teresa, no estaba bien.

Cinco días antes

Metódica, ordenada. Teresa disfrutaba de la tranquilidad de su casa. Amante de las largas lecturas, "siempre tenía un libro que leer" y de sus plantas, "tenía unas 80 o 90, una barbaridad". Pausada, con la vida tranquila; el cambio llegó el martes, cinco días antes de desaparecer.

"La vi muy nerviosa". Miguel lo asoció a la mudanza. Tenían que abandonar el piso en el que vivían de alquiler. "El casero nos dijo que teníamos que irnos. En Soria capital todo era caro, así que estuve buscando piso en pueblos de alrededor". Lo encontró. "Teníamos dos perritos que tuvimos que dejar en una ONG porque no nos dejaban llevarlos. Ni en ese ni en ningún piso que veía. Nos dio mucha pena, llevábamos desde que nacieron, siete años, con ellos", cuenta Miguel. "Nos mudábamos el día 2 de septiembre". Teresa empezó a caer.

Teresa empezó a mostrarse nerviosa. Tenía ataques de pánico, miedo. "Decía que la policía la iba a detener por tener el piso sucio", recuerda Miguel.

"'Tere, vámonos al médico, que te miren y te den algo', le dije el martes". Fue la primera visita -de muchas- que harían esa semana al centro de salud. "La doctora preguntó: '¿qué es lo que le pasa?'. Teresa contestó: "estoy muy nerviosa, estamos de mudanza...". Miguel tuvo que intervenir. "No son nervios". Describió, por primera vez, los ataques de pánico que estaba experimentando su mujer: "dice que se la va a llevar la policía porque el piso está sucio, cosa que no es verdad. Que el de la mudanza nos ha engañado. Tiembla, grita, llora. Dice que la quiero dejar".

Miguel guarda en su memoria cada detalle de aquella consulta: "la doctora dijo que acudiera, al día siguiente, a su médico de cabecera, que no tenía nada para darle". Se marcharon. Miguel intentó calmarla hasta que hicieron, al día siguiente, la visita número dos.

Tres pastillas: mejoró

"El miércoles volvimos y le dieron 3 pastillas", cuenta su marido. Teresa tenía que tomar una por día. "Miércoles, jueves y viernes... Esos días estaba medio tranquila". El problema llegó el sábado, "comenzó otra vez: vámonos, que viene la policía…".

Las cajas de la mudanza, aunque estaba organizadas en una habitación, le alteraron. "El piso estaba sucio, decía, que iban a detenerla". Entró en una espiral. "Llamó su madre y Tere contestaba con monosílabos cuando la conversación entre ellas suele durar una hora como poco", cuenta Miguel. "Vístete, Tere, nos vamos a urgencias". Temblaba. Miguel acudiría directamente al hospital Santa Bárbara.

¿Cómo se llama?¿Qué estación es?

"Llegamos a las siete, nos atendieron casi a las doce de la noche". En triage, la escena de días anteriores se repitió: ¿"que le pasa?". Teresa no dejaba de temblar. "La mudanza...", arranco la mujer. El hombre describe así la exploración que le hizo la doctora:

  • Doctora: "¿Cómo se llama?"

"Teresa empezó a mirarme, nerviosa y, al rato, pero al rato dijo su nombre", revive Miguel.

  • Dra.: "¿Cómo se llama el Presidente del Gobierno? "

"Ella me miraba como pidiéndome que dijera algo". No respondió.

  • Dra.: "¿En qué año vivimos?"

"Me miraba". Se hizo el silencio. "Y, al rato, contestó: 2020".

A la última pregunta, "¿en qué estación estamos, Teresa? ¿En primavera, verano….? Ella empezó a mirarme y, al rato, dijo: invierno". Era 27 de agosto, madrugada ya del 28. "La doctora le sugirió que se fijara en la ropa que vestía. Tere agachó la cabeza y no habló más".

La visita a urgencias concluyó con unos análisis y un "está todo bien", asegura el hombre. Miguel rebatió: "¿cómo le va a dar el alta a una persona que no se acuerda ni cómo se llama?". Volvieron a casa.

Miguel acostó a Teresa. A las 9:05 se despertó. Entró, de nuevo, en crisis. El hombre llamó a la ambulancia que la llevaría al mismo hospital. "Miguel, me estoy volviendo loca. No me dejes, por favor", rogaba la mujer. No le dejaron acompañarla. Cuando su marido llegó, ella no estaba ya.

"Aquí no retenemos a nadie"

"Me bajé del taxi y vino directamente a mí una enfermera, medio riendo: 'su señora le ha pegado un empujón a un enfermero y ha salido corriendo". Miguel se quedó en shock. "¿Es que no la habéis podido aguantar aquí?", continúa, "es que aquí no se puede retener a nadie que no quiera estar, me dijo. Yo le contesté: ¡a nadie que no quiera estar, pero que esté en condiciones! Es la última vez que vi a mi mujer".

Una de las múltiples batidas que se hicieron por Teresa Ariño.

Una de las múltiples batidas que se hicieron por Teresa Ariño.

Sin respuestas

Arrancó la búsqueda. "Llamé al taxista que me había dejado y empezamos a recorrer Soria", reconstruye el hombre. "Estuvimos dando vueltas y no la vimos. Se ve que ella se metió por el campo y nosotros fuimos por la ciudad".

Miguel fue a interponer la denuncia a la comisaría de Policía Nacional. "Me dijeron que esperara por si regresaba". Hizo tiempo recorriendo los lugares que frecuentaba su mujer. "Era muy casera, así que yo iba a casa y a un parque, La Rosaleda, donde si hacía bueno se sentaba a leer". No paró de caminar. "Estaba convencido de que Tere iría a casa, me equivoqué".

Un pastor

Sin pistas, sin rumbo. Más de 5.000 carteles con la foto de la mujer empapelaron la ciudad. También los pueblos de alrededor. Un pastor, que se topó con uno de ellos, afirmó haber visto a Teresa caminado por el campo hacía dos días, el día después de desaparecer. Los investigadores le dieron credibilidad. Iba herida y agitada, desorientada.

Fue vista a 18 kilómetros del hospital: "El hombre que la vio dice que llevaba un brazo ensangrentado, que iba perdida, y se mostraba huidiza"

"La vio el lunes en un pueblo que se llama Chavaler". Está a 18 kilómetros de Soria, del hospital. "Dice que llevaba un brazo ensangrentado, que iba perdida. Le preguntó si le hacía falta algo, si la llevaba a algún sitio", cuenta Miguel. Teresa se mostró "huidiza".

Investigadores y familia coinciden: "es una zona transitada, plagada de gente que busca setas, senderistas, cazadores. Se batió con drones, perros, buzos que se metieron en un río cercano, y no hay nada. Es muy raro que no aparezca, creemos que Tere no está ahí."

Miguel ha recorrido Soria, Logroño, León. Ha preguntado en pueblos y aldeas, que pudieran salir al paso de Teresa. "He ido preguntando a los vecinos de esas localidades si echaban en falta alguna prenda de ropa que hubieran tendido en la calle, porque ella va con lo puesto. Miraba en los huertos, por si estaban revueltos, por si faltaba algo que ella hubiera cogido para comer".

Teresa, en una foto de su álbum familiar.

Teresa, en una foto de su álbum familiar. / CASO ABIERTO

Busca, no para. Se agarra a la esperanza: "¿y si se montó en algún coche, pidió que la dejaran en algún punto y está desorientada?". Espera la llegada de Tere. Ordena sus libros, "muchos son la de la Segunda Guerra Mundial, le apasionaba" y cuida sus plantas. No quiere que, cuando vuelva, las note diferentes. Quiere que todo esté en orden, tranquilo, como a ella le gustaba vivir.