Investigación
Dos ancianos hallados muertos en Palma: unos últimos años de existencia recluidos en su domicilio
Los vecinos de la finca de la calle San Joaquín no sospecharon al dejar de ver a los ancianos, que habrían fallecido hace dos meses | La Policía sospecha que fue un suicidio pactado
Solo unos pocos vecinos de la calle San Joaquín, en el barrio palmesano de Bons Aires, acertaba a identificar a la pareja de octogenarios cuyos cuerpos inertes fueron encontrados el martes en su domicilio. Una extrema discreción había marcado su pauta de vida. Hasta el punto de que solo el casero, ante los impagos del alquiler y la ausencia de respuesta, les echó en falta. Un suicidio pactado, apremiado por la grave enfermedad de uno de ellos, apunta como la causa del fallecimiento de estos dos hombres.
«Me encontré a uno de ellos en la puerta muy desorientado. Llamé a su compañero de piso para contarle lo sucedido y bajó a recogerle», indicó ayer un residente en la calle San Joaquín. Esta es una de las pocas referencias a esta pareja en el vecindario. Una escrupulosa discreción había marcado la existencia de estos dos ancianos en su últimos años de vida.
Los dos se habían refugiado en el último piso de un edificio de la calle San Joaquín de Palma y sus salidas del domicilio se habían reducido en los últimos tiempos al mínimo. Hasta el punto de que la mayoría de los vecinos del barrios no acertaba a identificar quiénes eran los fallecidos.
La voz de alarma la dieron sus caseros. Los inquilinos no respondían a sus reiteradas llamadas y tampoco habían hecho frente al pago del alquiler en los últimos dos meses.
Cuando el arrendador se desplazó al domicilio y nadie respondía al timbre se temió que algo pudo haberles sucedido. Esta impresión fue agudizada por el fuerte olor a descomposición procedente del interior.
Cuando la Policía Nacional se desplazó hasta el lugar, las sospechas se confirmaron. Los cuerpos de dos personas fueron encontradas en el interior en avanzado de descomposición. Uno estaba en la cama y otro en el pasillo. El forense no encontró en los cadáveres señales externas de violencia.
A la espera del ADN
De hecho debido al deteriorado estado de los cuerpos, la identificación de los fallecidos no fue completa. Esta había quedado supeditada a las pruebas de ADN que había que cotejar con un allegado de los fallecidos.
Al parecer uno de los fallecidos permanecía en los últimos tiempos postrado en la cama aquejado de una grave enfermedad. Mientras, su pareja había reducido las salidas a la mínima expresión. Hasta el punto de que muy poca gente sabía a ciencia cierta en el vecindario quiénes eran los fallecidos.
La principal hipótesis que barajan los investigadores del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional es que la muerte de los dos varones responde a un suicidio pactado, apremiados por la grave enfermedad de uno de los ancianos. No obstante este extremo no se podrá confirmar hasta que no se realice el examen de toxicología para tratar de determinar con exactitud la causa del óbito.
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