Valencia

El concejal valenciano acusado de abusos a una niña de acogida tenía un contrato con su mujer para "educar esclavas sexuales"

La Fiscalía solicita 18 años y medio de prisión para el ex edil de Compromís de Alfafar y 16 años y medio para la esposa

Juzgan a un exconcejal de Alfafar (Valencia) y a su mujer por abusos a una menor que tenían acogida

L-EMV

Ignacio Cabanes

Un contrato privado entre la pareja en el que se incluía una enmienda donde la mujer se comprometía a "parir, criar y educar a futuras esclavas sexuales". Esta es una de las pruebas que localizó la Guardia Civil en el registro domiciliario del exconcejal de Alfafar (Valencia) acusado de abusos sexuales a una menor de edad que tenían acogida en su casa. El procesado y su mujer, juzgados ayer en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de València, reconocieron la existencia de dicho documento, aunque Joan Salvador S. H., que en aquella época era concejal de Compromís, lo calificó de "pura literatura". El Ministerio Fiscal solicita penas que ascienden a los 18 años y medio de prisión para él y 16 años y medio para ella, por un delito continuado de abusos sexuales, corrupción de menores y descubrimiento de secretos.

En julio de 2019, meses después de que finalizara el acogimiento por propia voluntad, la víctima denunció los abusos cuando se enteró que la pareja quería adoptar otra niña pequeña. "No podía consentir que pasara por lo mismo que yo", explicó en su declaración, donde detalló algunas de las extrañas conductas sexuales hacia ella por parte del matrimonio. Dormía con ellos en la misma cama, ambos iban desnudos por la casa –según esgrimen, son naturistas–, y en una ocasión la llevaron a un hotel con jacuzzi donde se fotografió con lencería sexy que su padre de acogida le había comprado. La joven, que ahora tiene 21 años, llegó a normalizar situaciones como esta.

"Hay un momento en el que exploto, prefiero vivir bajo un puente", dice la víctima

Entre los episodios que relató la denunciante están tocamientos del acusado, quien con la excusa de ponerle un medicamento tópico para la tos le sobaba los pechos, o como le prohibían que se depilara ella, escondiéndole las cuchillas, para así ser él quien le depilara sus partes íntimas.

Además, en al menos dos ocasiones llegó a introducirle los dedos en la vagina. Cuando el acusado trataba de ir a más, la por entonces menor se resistía y éste paraba, según ella misma contó en el juicio, un indicador de que no pretende agravar los hechos ocurridos. De hecho, tuvo buenas palabras para su madre de acogida, también acusada. "Sin ellos no hubiera podido tener los estudios que tengo, pero hay un momento en el que explotas y prefieres vivir bajo un puente que seguir allí", confesó sobre el tiempo que aguantó en silencio.

Para tratar de justificar el material pedófilo hallado en su ordenador el edil asegura que era por un estudio periodístico

La menor encontró en la sobrina de los acusados una confidente a la que poderle contar lo que estaba viviendo. En el ordenador del acusado se localizó una conversación entre ellas donde hacen referencia a los presuntos abusos. La víctima le dice que su padrastro la quiere como algo más que a una hija. "Tú eso córtalo de raíz, el pasado no se puede cambiar pero el futuro sí, no te doblegues", eran algunos de los consejos que le daba la otra joven. Mientras que la menor, tratando de convencerse a sí misma de que todo iba a ir a mejor, le decía textualmente: "El tema del sexo ha ido desapareciendo".

Esta otra adolescente también le contó que descubrió que su tío, con un perfil falso en una aplicación de contactos, le había pedido fotos sexuales, aunque finalmente no lo denunció. Sobre este aspecto, que no está siendo juzgado, el acusado argumentó que lo hizo como "medida de prevención" para luego decirle el riesgo que supone enviar imágenes íntimas de este tipo a desconocidos.

Esta no fue la única de las rebuscadas excusas que dio el procesado durante el interrogatorio del fiscal –eludió contestar a las preguntas de la acusación particular, ejercida por el letrado José Alcázar–. Para tratar de justificar el material pedófilo hallado en su ordenador, el acusado alegó que durante los años 90 hizo un trabajo periodístico de investigación sobre la pornografía infantil y que acumuló muchas imágenes porque tenía un programa para "bajarse fotos de golpe y no ir de una en una". 

Entre los testigos que llevó para tratar de acreditar este estudio periodístico sobre la pornografía infantil estaba el antiguo eurodiputado Jordi Sebastià. No obstante, el fiscal desmontó esta tesis al sacar a relucir que la fecha de modificación de los archivos, de menores de edad desnudas, intervenidos era de 2017, dos décadas después.

El historial de búsquedas

Además en su historial de búsquedas entre abril y julio de 2019, cuando fue detenido por agentes de la policía judicial de la Guardia Civil de Alfafar, también había búsquedas de contenido pedófilo explícito, incluso utilizando el nombre de su hija. Para justificar dichas búsquedas, que dijo no recordar, esgrimió que lo haría por una actitud preventiva por si había fotos de ella circulando por la red, ya que había tenido problemas en el instituto con unas imágenes íntimas de ella que hizo circular un chico, según argumentó el acusado.

En su ordenador personal y en el de su mujer también había selfis eróticos de la menor. Sobre cómo llegaron allí, ambos acusados alegaron que periódicamente descargaban las fotos del móvil de la niña en el ordenador y que tenían el consentimiento de ella. Tratando así de evitar el delito de descubrimiento de secretos por el que también están acusados.

La víctima asegura que una noche la llevaron a una playa del Saler donde le obligaron a presenciar como su madre de acogida tenía sexo con tres desconocidos, mientras el procesado le indicaba que eso era lo que tenía que hacer ella y que si quería sexo que se lo dijera a él. "Le tenía que pedir permiso para tener sexo con mi novio".