Violencia machista
El asesino machista de Algemesí, a la jueza, lloriqueando: "¡A prisión, no! ¡A prisión, no! ¡Protéjanme!"
Leonardo David A. R. se ensañó con su pareja asestándole casi medio centenar de cuchilladas mientras dormía. Después, se fue a la ducha

Agustí Perales Iborra
El presunto asesino machista de Algemesí, Leonardo David A. R., de 34 años, que en la madrugada de este miércoles asesinó a su mujer, Alejandra, de 43 años, y al hijo de ambos, Samuel, de dos, perdió toda la actitud envalentonada y chulesca que solía desplegar con su pareja y toda la crueldad y saña usadas para acabar con la vida de sus víctimas en cuanto fue detenido por la Policía Nacional. Pero en el juzgado, cuando ya sabía que se iba al centro penitenciario de Picassent de cabeza, tras acordarlo así la jueza de Violencia sobre la Mujer 1 de Alzira, aún se denigró más. El asesino machista, perdido ya todo atisbo de dignidad, estalló en lloriqueos y sollozos, atenazado por el terror. "¡Noooo! ¡A prisión, no! ¡A prisión, no! ¡Protéjanme! ¡Tienen que protegerme! ¡Ay, mi niño, mi niño!", gritó, suplicando clemencia, a todo el que quiso escucharle.
Fue el final de su comparecencia ante la jueza que tiene la competencia sobre los casos de violencia machista en la Ribera y la Costera, quien lo recibió a las 12.45 horas. El acusado de este doble crimen machista entró en el juzgado, fuertemente escoltado por agentes de la Policía Nacional, que tuvieron que abrirse paso entre la nube de periodistas y vecinos agolpados a la puerta de la sede judicial, entre gritos e insultos al arrestado.
Según la información a la que ha teniddo acceso Levante-EMV, Leonardo David A. R. admitió los hechos ante los investigadores del grupo de Homicidios de la Policía Nacional, pero una vez en el juzgado y tras er asesorado por la abogada del turno de oficio que le asistió, se acogió a su derecho a no declarar. Esa decisión agilizó la labor judicial, y poco después de las tres de la tarde, la magistrada ya había adoptado la decisión de dictar prisión provisional, comunicada y sin fianza para el detenido, que está investigado por dos delitos de asesinato y un delito de maltrato habitual en el ámbito de la violencia de género, según informaron fuentes del TSJCV.
Fue en ese momento, cuando se le informó de que se iba a prisión, el momento en que empezó a lloriquear y suplicar, aterrorizado por la idea de entrar en la cárcel. El detenido salió, entre gritos e insultos nuevamente, de la sede judicial una hora después, a las 16.21 horas, escoltado por dos agentes de la Policía Nacional que lo trasladaron en un coche patrulla de regreso a los calabozos de la comisaría de Alzira. De ahí, fue recogido por agentes de conducciones de la Guardia Civil y llevado directamente a la unidad de ingresos de la cárcel de Picassent.

La víctima, en una foto facilitada por la familia / L-EMV
Tal como ha venido informando este diario, Leonardo David A. R. sometía a su pareja, Alejandra Emilia Villegas, Aleja para sus allegados, a un constante maltrato, psicológico y físico, con ataques de ira y un control extremo sobre la víctima, que había decidido dejar la relación tras posponer una y otra vez la denuncia a su agresor por miedo a las consecuencias.
Una saña sobrecogedora
A medida que trascienden más datos de este doble crimen, queda patente la inhumanidad y vileza del acusado. Leonardo David A. R. se ensañó especialmente con la que era su pareja desde hacía al menos cinco años y madre de su hijo, Samuel, que a finales de julio iba a cumplir tres años. La mujer recibió más de 40 cuchilladas profundas, a las que se suman otras muchas de menor calado, con lesiones por todo el cuerpo. Ni siquiera tuvo tiempo ni oportunidad de defenderse.
El asesino machista atacó a sus víctimas en torno a las cuatro de la madrugada, tras colarse en el dormitorio donde Aleja dormía con su pequeño, ya que no queria compartir cama con su maltratador y, además, estando el niño a su lado creía tenerlo protegido. De hecho, el temor a una agresión la había llevado a pactar con su madre, Marlene, que vivía con ellos, que la mujer durmiese con el móvil siempre encendido y sobre la almohada, para llamar enseguida a la policía si Leonardo les hacía algo a ella o al niño.
Tras acabar con la vida de Alejandra, los investigadores creen que cogió a su hijo en el aire, dormido, y que lo estranguló utilizando la propia camiseta del pijama que vestía el pequeño, que probablemente tampoco fue consciente de nada. Ni el niño ni la madre parecen tener lesiones de defensa, pero no está claro si simplemente no llegaron a despertarse o si, además, les suministró alguna sustancia para asegurarse que no se oponían a su acción criminal, algo que determinarán los análisis de Toxicología.
Después, no solo no hubo arrepentimiento, sino que trató de ocultar lo sucedido. La investigación policial establece que el asesino machista se duchó y cambió de ropa, y que solo llamó al 112 cuando supo que la madre de Aleja y abuela de Samuel, Marlene, se había despertado y había descubierto el doble crimen cometido por él. Solo entonces, al verla coger el teléfono y huir mientras pedía auxilio -la mujer llamó a las 5.50 horas al servicio de Emergencias 112-, temeroso de las consecuencias, marcó el mismo número y confesó que había matado a su mujer y a su hijo. Eso sí, aún trató de justificarse: "Estoy muy deprimido; nos estábamos separando". Desde este jueves por la noche, ya duerme en la cárcel de Picassent.
Ante la violencia machista, 016
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia de género las 24 horas del día, todos los días del año. En este teléfono encontrarás la ayuda de especialistas en múltiples idiomas. Si tú o alguien que conoces es víctima de violencia física, psicológica, sexual, económica o de cualquier otra índole llama: el número no se queda registrado en la factura telefónica.
En caso de necesitar ayuda urgente, en el 112 los equipos de Emergencias te auxiliarán con rapidez.
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