La serie Fear The Walking Dead, derivada de la premiada producción televisiva The Walking Dead, estrenará el 11 de septiembre la segunda parte de su tercera temporada, un esperado regreso cuya trama no va a ser "mera fantasía", advierte uno de sus protagonistas, el actor y músico Rubén Blades. Las familias Clark y Otto vuelven a las pantallas más unidas que nunca en esta parte de la serie que se emitirá en España a través del canal de pago AMC, a la vez que en EEUU, en la madrugada del sábado 10 al domingo 11 de septiembre.

Blades considera que lo que se verá en la serie no son cosas que vayan a ocurrir en el mundo real, sino que ya están pasando. "Esto no es el futuro. Fear The Walking Dead aborda temas que son coyunturales y que están siendo discutidos hoy", dice el panameño, alter ego de Daniel Salazar, uno de los primeros sobrevivientes del apocalipsis zombi que se cuenta en la serie.

"Sólo mira qué está pasando en Alepo y en Mosul, las manifestaciones de racismo y xenofobia, las hambrunas de África. Estos problemas reales recuerdan mucho a lo que pasa en Fear The Walking Dead; no hay agua, no hay comida, las personas son atacadas por grupos que los odian", comenta en una entrevista el actor, embajador contra el racismo de Naciones Unidas desde 2000. Blades, que visitó Madrid los primeros días de agosto con su compañero de reparto Daniel Sharman (Troy Otto), explica que su personaje, antiguo miembro de un escuadrón de la muerte devenido en barbero, "está contemplando la posibilidad de que exista algo más allá de lo terrenal".

"Lo más significativo de esta parte es que Salazar se está haciendo más preguntas sobre su mortalidad, sobre por qué razón sigue vivo, y está considerando algo superior. Hay una escena en la que Salazar se hinca y comienza a rezar en el momento en el que le cae un rayo a un zombi; eso es algo completamente nuevo", señala.

Desde su punto de vista, en este final de temporada la serie está ganando en filosofía y en espiritualidad, y los argumentos están cambiando "para introducir conceptos como el racismo, que aún existe incluso después de un apocalipsis, o la necesidad de que se conozcan derechos que han sido vulnerados", como la exclusión de los indígenas.

Sharman coincide con Blades en lo básico, aunque puntualiza que más que una reflexión sobre la sociedad actual, la serie refleja lo que podría ocurrir si desaparecen las estructuras más fuertes que la sustentan. "Si desaparece el gobierno americano o si colapsan las instituciones del mundo entero, ¿qué queda?", se pregunta. Considera que hace pensar qué parte de la sociedad podría sobrevivir sin reglas y cuántos se derrumbarían.