Solo una vez el Tour de Francia ha subido al Granon. Es un muro tan peculiar, tan diferente, tan inaccesible, que la carrera lo ha bordeado desde que en 1986 envió a su cima al pelotón.

Aquella ocasión acabó con victoria del español Eduardo Chozas y fue, también, el último de los 79 maillot que vistió el francés Bernard Hinault en su carrera, superado por su compañero de equipo Greg Lemond, en su adiós a la ronda gala.

El Granon vuelve 36 años después al recorrido, como meta de una etapa que comenzará en Albertville, corta, con 151,7 kilómetros, pero dura, con 4.000 metros de desnivel positivo, sin descanso, con la sucesión de los hermosos Lacets de Montvernier, el Télégraphe, el Galibier y la ascensión final.

Sin duda, una jornada decisiva para la clasificación general, un día antes de que el pelotón afronte otro maratón alpino, con llegada en el mítico Alpe d'Huez tras haber ascendido, de nuevo, el Galibier y la Croix de Fer.

La undécima etapa se jugará sobre las nubes, con los dos pasos más altos del Tour. Durante un cuarto de siglo, el Granon, con sus 2.413 metros fue la llegada más alta de la historia de la carrera, hasta que en 2011 fue destronado por 29 metros por el Galibier.

Pero la llegada al Granon, una montaña que sobrevuela el valle de Serre Chevalier, rozando la frontera italiana, es demasiado particular como para que el Tour se haya aventurado más veces a subirlo, obligado a convertirlo en meta, puesto que la otra vertiente no está asfaltada.

Y porque su perfil rompe con lo establecido, ya que Granon no es la clásica subida alpina, es más corta, apenas 11 kilómetros, pero sin parar de ascender, directo hasta las nubes, con apenas 200 metros de reposo y una pendiente media del 9,2 %.

Como comparación, Alpe d'Huez es más largo, 13,8 kilómetros, pero también más tendido, con más zonas de reposo en sus 21 curvas, para totalizar una pendiente del 8,3.

"Es más duro que el Izoard, el Tourmalet o el Galibier", sostiene Chozas, el único hombre que, hasta mañana, tiene inscrito su nombre en esa cima, con un asfalto irregular y rugoso, que se cierne sobre un paisaje desértico, árido, como si la vegetación renunciara a elevarse allí donde sube el Tour.

"Es una etapa sin excusas, los pretendientes a la general no tendrán dónde esconderse", asegura el patrón del Tour, Christian Prudhomme, que señala que "no todos los ciclistas reaccionan igual a la altura".

Granon será la segunda llegada en alto de esta edición, tras La Planches des Belles Filles, pero es la primera cita con la alta montaña, donde los organismos, además de luchar contra la pendiente, tendrán que afrontar la escasez de oxígeno.

Las cosas serias comienzan y si la primera parte del Tour no ha ofrecido terreno para marcar grandes diferencias, la undécima etapa puede comenzar a poner minutos allí donde hasta ahora se cuenta en segundos.

Por ahora, el Granon solo tiene una página en la leyenda del Tour, pero Lemond asegura que tiene potencial para convertirse en uno de sus mitos.

Hinault se muestra menos dicharachero cuando se trata de recordar aquella jornada que el francés, siempre orgulloso, asegura que corrió con una rodilla dolorida, lo que le impidió dar todo su potencial.

Etapa 11: Albertville - Col du Granon, 151,7 km

Hora de salida: 12.30 horas (10.30 GMT)

Hora prevista de llegada: 16.54 horas (14.54 GMT)

Montaña:

Lacets de Montvernier (2a): 3,4 km al 8,2 % a 101,7 km de meta

Col du Télégraphe (1ª): 11,9 km al 7,1 % a 67,8 km

Col du Galibier (Especial): 17,7 km al 6,9 % a 44,9 km

Col du Granon Serre Chevalier (Especial): 11,3 km al 9,2 % en meta.