Ha sido, sin duda, una primavera extraña y llena de inquietud. Así que, llegado el verano, se agradece un poco de calma y vida al aire libre, y no hay mejor lugar para encontrar ambas que el Parc Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, en el Pirineo de Lleida. No solo por su naturaleza excepcional de alta montaña, su variada flora y fauna y sus más de 200 lagos, sino porque diversos certificados así lo garantizan. Y es que el parque catalán, que está celebrando su 65º aniversario, cuenta con dos acreditaciones que destacan tanto su calidad acústica como la pureza de su cielo nocturno. En el primer caso se trata del certificado como Zona de Especial Protección de la Calidad Acústica (ZEPQA). El objetivo de este reconocimiento, que incluye hasta 10 municipios y es la más extensa de toda Catalunya, consiste en garantizar la paz y los sonidos naturales, así como promover valores asociados culturales, científicos, paisajísticos o naturales, garantizando el desarrollo de actividades respetuosas con el entorno natural y la economía tradicional de la zona.

Excursiones al silencio

La acreditación implica una protección jurídica contra la contaminación acústica junto con un plan de actuaciones que permite su conservación y la mejora de su ambiente acústico, la obligación de difundir su existencia y promover actividades de sensibilización, de educación ambiental, el turismo sostenible y la limitación de los niveles sonoros. Un aspecto, este último, que no será difícil de notar por los visitantes que crucen sus senderos para adentrarse en un paisaje que combina picos afilados y crestas vertiginosas, bosques frondosos y prados verdes, ríos de aguas claras y lagos profundos. Con una superficie de más de 14.000 hectáreas, el parque ofrece múltiples posibilidades de marcha, con excursiones que se pueden recorrer cómodamente en una mañana o como máximo en un día. En los centros de información se pueden encontrar los folletos con las indicaciones de cada camino (para caminar o ir en bicicleta), así como los animales salvajes que, con suerte, uno se puede encontrar. Por ejemplo, el rebeco, la marmota, el urogallo y el quebrantahuesos (en catalán, trencalòs). También se pueden llevar a cabo distintas actividades guiadas o deportivas, actualmente sujetas a los requisitos de prevención por el coronavirus.

Bajo millones de estrellas

Y por la noche, el espectáculo natural se transforma y toca empezar a mirar el cielo. El parque recibió en el 2018 la certificación como Reserva y Destino Turístico Starlight, que se otorga a zonas que adoptan medidas de protección y tienen unos niveles de calidad excepcionales, en el primer caso, y a territorios que también disponen de infraestructura para impulsar el turismo astronómico, en el segundo. Se trata del primer parque catalán que recibe esta distinción otorgada por la Fundación Starlight, y uno de los primeros del Estado. El Parc Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici abarca cuatro comarcas catalanas y sus puntos de entrada más populares son la Vall de Boí y la estación de esquí de Espot. En la cota 2.000 de este complejo de montaña se ha adaptado un espacio como mirador del firmamento, con un plafón informativo que explica las constelaciones que flotan sobre la cabeza de los espectadores. Una oportunidad para darse cuenta de que el cielo estrellado es infinito y la Tierra, una minúscula porción del Universo.

Naturaleza de montaña

Aigüestortes no es el único espacio del Pirineo de Lleida donde recuperar el contacto directo con la naturaleza tras meses de confinamiento. También destaca, entre muchos otros, el Parc Natural del Alt Pirineu, que es el más extenso de Cataluña, con casi 70.000 hectáreas. Los visitantes pueden encontrar en él unos 200 hábitats distintos, 25 especies de flora amenazadas o raras y 284 especies de vertebrados. Es el único lugar en Catalunya donde crece la sabina albar, así como poblaciones de especies amenazadas o raras como el oso pardo, el quebrantahuesos, el urogallo, la perdiz blanca, el mochuelo boreal, el gorrión de ala blanca, el treparriscos o el tritón pirenaico, entre otros. Incluye algunos de los picos más emblemáticos, como la Pica d'Estats (3.143 m), y 144 lagos de origen glaciar.

Por su parte, el Parc Natural del CadíMoixeró es el espacio protegido catalán con el mayor número de hábitats y especies de flora y fauna de interés europeo (un total de 30 en cada caso). Con 41.342 hectáreas, se extiende por las comarcas del Alt Urgell, la Cerdanya y el Berguedà. Espacios, todos ellos, donde cambiar la ansiedad, los nervios y la sensación de encierro de estos últimos meses por serenidad, paz y libertad.

Y si se mira un poco más allá del verano, entre mediados de septiembre y mediados de octubre, en el Pirineo de Lleida se produce un espectáculo único: la brama del ciervo. La Reserva Nacional de Caza de Boumort, el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici y los parques naturales del Alt Pirineu y el Cadí-Moixeró se convierten a principios de otoño en el escenario en el que los machos luchan entre sí y emiten un singular sonido gutural ronco para marcar territorio y poder aparearse con las hembras, que justo entran en época de celo. La naturaleza se muestra así en su versión más pura.