Destinos de buceo. Un ecosistema marino al que le ha sentado bien el confinamiento y que luce más exuberante que nunca. Y aunque bajo el mar no hay problema de distancia social, los clubes y empresas de submarinismo sí que han adaptado su oferta para ofrecer un entorno seguro a los usuarios con todas las medidas de prevención sanitarias.

Por arrecifes y cuevas Islas Medas (Girona)

Las islas Medas emergen en la Costa Brava frente a L'Estartit en una prolongación submarina de la sierra del Montgrí. Sus siete islotes esconden una de las reservas de flora y fauna marina más importantes del Mediterráneo occidental: praderas de posidonia y más de 1.300 especies, entre ellas coral rojo, estrellas de mar, arrecifes de gorgonias, morenas, doradas, meros y langostas. La mejor manera de acceder a la zona es subir a bordo de uno de los múltiples barcos que salen del puerto de L'Estartit. Una buena experiencia es hacer submarinismo en La cueva de la vaca, un túnel que proporciona infinitos juegos de luz producidos por las esponjas, los corales y los peces. Para empezar a bucear: Dive Paradis (diveparadis.com). No hay que perderse: una excursión al pueblo de Figueres para hacer una visita al Teatro-Museo Dalí.

Fondos de posidonia archipiélago de Cabrera (Baleares)

Este conjunto de islas e islotes calcáreos, declarado Parque Nacional Marítimo-Terrestre, constituye uno de los ecosistemas insulares mediterráneos más puros ya que ha llegado hasta nuestros días prácticamente inalterado. Bajo sus aguas protege praderas de posidonia y más de 500 especies (doradas, lubinas, dentones, pulpos, morenas, congrios e incluso tortugas). Son varias las empresas que ofrecen inmersiones en Cabrera para todos los niveles y profundidades, pero si alguien quiere bucear por su cuenta, antes debe solicitar permiso al gobierno de las islas (caib.es). Para empezar a bucear: centro de buceo Zoea Mallorca (zoeamallorca.com). No hay que perderse: una excursión a la Cueva Azul, cavidad natural con unas aguas de un intenso turquesa donde darse un buen chapuzón.

Tesoros del mediterráneo Formentera (Baleares)

Aguas cristalinas y un entorno submarino que constituye un auténtico tesoro biológico, calificado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La excelente visibilidad de sus aguas -de 30 a 50 metros- y la variedad de sus paisajes marinos (cuevas, paredes de gorgonias, las praderas de posidonia mejor conservadas del Mediterráneo, pecios...) garantizan disfrutar de la inmersión. Una de las grandes ventajas de esta isla es la temperatura del agua, que permite sumergirse durante todo el año. Los puntos más atractivos para la práctica del buceo son Punta Prima, Punta Pedrera, los acantilados de La Mola y la bahía de Migaron. Para empezar a bucear: centro de buceo Vellmari (vellmari.com). No hay que perderse: pasear por Ses Illetes, considerada una de las playas más bonitas del mundo.

Oasis para la inmersión Cabo de Gata (Almería)

El Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, declarado Reserva de la Biosfera, constituye un oasis perfecto para la práctica del submarinismo. Destacan la transparencia de sus aguas y su paisaje de cuevas y desfiladeros de piedra volcánica. Contiene bellos fondos marinos con extensas praderas de posidonia por las que se pasean gran cantidad de especies: crustáceos, moluscos, meros y morenas. Los puntos de inmersión interesantes son muchos y muy variados, como el barco hundido Vapor Arna, la Piedra de los Meros o la Cueva del Francés. Algunas zonas están restringidas al buceo y la opción más recomendable es ponerse en contacto con alguna empresa de submarinismo de la zona para orientarse. Para empezar a bucear: centro de buceo Las Negras (buceolasnegras.com). No hay que perderse: probar la caldereta de pescado con patatas, una de las delicias típicas de esta zona.

La historia sumergida Cabo De Palos (Murcia)

Un espacio protegido que destaca por su biodiversidad y unas aguas donde se concentran cantidad de especies mediterráneas, como grandes meros, dentones, peces luna, corvinas, pulpos, morenas y barracudas. Un paisaje marino de rocas sumergidas que ascienden desde unos 60 metros de profundidad hasta la superficie y que han propiciado la formación bajo sus aguas de un gran cementerio de barcos hundidos. Gigantescas estructuras de acero reposan en sus fondos, barcos que naufragaron víctimas de los submarinos durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial y otros hundidos accidentalmente por colisión de sus bajos con las rocas. Para empezar a bucear: escuela de buceo Rivemar (rivemar.com). No hay que perderse: contemplar el atardecer desde el faro del cabo de Palos.