Médicos e investigadores del Hospital del Mar y del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) han desarrollado y validado un nuevo modelo que permite prever el riesgo de desarrollar un cáncer de mama a largo plazo, incluso a veinte años vista.

El nuevo modelo de predicción, que publica la revista 'PLOS-ONE', está pensado para mujeres de entre 50 y 69 años participantes en cribados de cáncer de mama y se ha desarrollado tras analizar datos de 122.000 mujeres que pasaron por programas de ese tipo en los hospitales del Mar y Sant Pau entre 1995 y 2015.

De las 122.000 mujeres que se sometieron a las pruebas de detección, 2.058 acabaron desarrollando un cáncer de mama.

Según el matemático e investigador del Grupo de Epidemiología y Evaluación del IMIM, Javier Louro, los modelos actuales permiten predecir como máximo a dos, a cinco o a diez años el riesgo de que una mujer desarrolle esta enfermedad, y no estaban, en términos generales, orientados a las mujeres participantes en el cribado de cáncer de mama.

El nuevo modelo tiene en cuenta la edad de las mujeres y sus antecedentes familiares, los de lesiones benignas en la mama y la presencia de patrones sospechosos en pruebas de imagen previas, para establecer el riesgo de desarrollar un cáncer de mama en un plazo que va de los dos a los veinte años.

"El modelo permite, por primera vez, predecir el riesgo de desarrollar la enfermedad en intervalos de dos años, hasta llegar a los veinte años, cuando, generalmente, los modelos anteriores tenían una capacidad de predicción de solo un único horizonte temporal", según Louro.

El científico ha destacado que este hecho puede permitir adaptar el seguimiento de las pacientes en función de su riesgo, personalizando la frecuencia de las pruebas de cribado, que ahora se hacen cada dos años a todas las mujeres entre los 50 y los 69 años.

"Actualmente, el cribado de cáncer de mama trata igual a todas las mujeres de entre 50 y 69 años. Pero dentro de este colectivo hay mujeres que, en función de sus características, pueden tener más riesgo de sufrir la enfermedad que otras. Son variables que hay que tener en cuenta", ha subrayado Louro.

Al mismo tiempo, como novedad, el modelo se ha desarrollado teniendo en cuenta específicamente las características de las mujeres en edad de someterse al cribado y tiene una capacidad de discriminación de incluso el 64%, a pesar de que los autores están analizando otra variable, la densidad de la mama, para incrementar su capacidad de predicción.

Los investigadores han analizado veinte años de datos de los programas de cribado, con un seguimiento medio de 7,5 años de las mujeres que pasaron por los programas.

El análisis revela que el riesgo más alto se detectaba en las que tenían antecedentes familiares de esta enfermedad, lesiones benignas proliferativas y calcificaciones activas.

El trabajo sigue las líneas marcadas por la European Conference on Personalized Early Detection and Prevention of Breast Cancer (ENVISION) para personalizar los programas de cribado y abre la puerta a modificar la frecuencia de las pruebas en función de las variables de riesgo de las pacientes, además de adaptar el tipo de prueba diagnóstica a cada caso, según Marta Román, investigadora principal del proyecto y miembro del Servicio de Epidemiología y Evaluación del Hospital del Mar.

Con el nuevo modelo, según Román, "a las mujeres de más riesgo se les podría ofrecer hacerse una mamografía cada año o una resonancia magnética, que es más precisa, en lugar de una mamografía cada dos años. En cambio, a las participantes de menor riesgo, el tiempo entre estas se podría ampliar".