La vivienda que hoy les mostramos fue proyectada por el arquitecto Llorenç Brunet. Está ubicada en una urbanización satélite de Manacor, donde los solares quedan a medio camino entre rústico y urbano por su dimensión, unos dos mil metros cuadrados.

En este caso concreto se trata de un solar con fuerte pendiente hacia sur, y con el acceso en la parte más elevada y desde norte. Este hecho ayuda de forma natural a proyectar un edificio que obtenga mayor privacidad en las zonas exteriores, así como una buena orientación y buenas visuales sobre el paisaje.

La cubierta adquiere protagonismo en el conjunto, considerándose una fachada más.El acceso se resuelve directamente sobre las cubiertas del edificio, desarrollado prácticamente en planta baja y oculta desde la calle. En el nivel de acceso se proyecta la cochera y un estudio ya directamente vinculado visualmente a la planta inferior.

Efecto sorpresa

Una vez accedemos por la planta superior, el efecto sorpresa juega un papel importante en el visitante, con un doble espacio que conecta estudio y acceso con la sala comedor de la planta noble, a la vez que unos importantes ventanales nos permiten disfrutar de una vista panorámica sobre la ciudad.

La volumetría del edificio se define con una serie de planos verticales que delimitan los tres paquetes de usos: zona de día, zona de noche y, en el centro, más estrecha, acceso y escalera. Se ha optado por un revestimiento uniforme banco para todos los paramentos, con el uso del color para toques volumétricos distintivos.

La vivienda se organiza colocando todas las dependencias "nobles" (habitaciones, sala, comedor, estudio?) orientadas en primer término hacia sur, por el consecuente disfrute de las vistas y asoleo; relegando las zonas de servicio en una franja posterior iluminadas y ventiladas a través de tres patios interiores que a su vez permiten ventilaciones cruzadas para toda la casa, con el consiguiente ahorro de energía que la ventilación natural facilita.

La cocina se considera que forma parte de una gran estancia que combina estar y comedor. Esta estancia se prolonga con un "estar exterior" con la secuencia de terraza cubierta, terraza descubierta, piscina rebosante y terrenos con vegetación autóctona que necesita de mínimos cuidados y un huerto de autoconsumo. Un verdadero placer para sus propietarios que permite el contacto con el pasado a través de los regalos que la tierra, propia, propicia.

El resultado final es el de una vivienda donde el usuario consigue refugiarse de la calle y de los vecinos sin perder el disfrute de su entorno más inmediato y de las visuales de del monte. Vivir entre el campo y la ciudad.