En la estación invernal, con sus días cortos y el termómetro marcando mínimos, es la época en que la mayor parte de la naturaleza se encuentra sumergida en un letargo, como si estuviera descansando. Es la señal inequívoca para entregarse y dedicar tiempo para empezar a hacer una serie de tareas propias de esta estación del año.

Tanto se pueden iniciar las labores de poda en las especies de hoja caduca, como empezar a plantar aquellos árboles y arbustos que se hayan escogido para mejorar o reponer en los espacios señalados, efectuar el abonado de invierno a base de materia orgánica o estiércol, así como proceder a la eliminación de ramas secas, hojas y malas hierbas de los parterres. Además, se deberá proteger las plantas delicadas de las bajas temperaturas y las heladas.

Es también el momento para disfrutar de aquellas flores que tímidamente salen en esta estación tan fría. Algunas de ellas son tan poco conocidas como el eléboro o rosa de Navidad (Helleborus niger), la campanilla de invierno (Galanthus nivalis) o la viola de olor (Viola odorata), entre otras. Pero algunas son más habituales, como el durillo o laurel salvaje (Viburnum tinus), la hortensia de invierno (Bergenia crassifolia) y las más utilizadas, como la caléndula (Calendula officinalis), los pensamientos (Viola tricolor) y el ciclamen (Cyclamen persicum), también entre otras, que darán una nota de color en medio de un paisaje frío y gris.

Un factor importante que tener en cuenta durante estas semanas más frías es la acción deshidratante que ejerce el fuerte viento sobre las hojas y las ramas de las plantas aunque estas estén en reposo. En ese caso, su efecto es parecido al del calor del verano. Por ello no hay que olvidarse del riego. Deberá ser abundante, aunque con menor frecuencia. Proceder a un riego regular y mantener el suelo húmedo hace que se mantenga a una temperatura estable, evitando así las diferencias térmicas entre el día y la noche.

Otra de las tareas imprescindibles en esta época es la prevención de plagas y enfermedades que permanecen en estado de letargo. Para evitar los daños que puedan ocasionar cuando despierten de su parada biológica, se aconseja aplicar a las plantas fungicidas con base de aceite mineral invernal e insecticidas como protección de las plantas y los árboles.