Mantener los cristales de nuestra casa limpios y brillantes es algo fundamental para que la casa luzca impecable. Si no tenemos los vidrios en buenas condiciones nuestro hogar parecerá poco higiénico y el efecto visual será muy desagradable. Pero, por lo general, limpiar los cristales no suele ser una tarea divertida.

De hecho, son muchos los que odian esta labor y no conocen la forma de abordarla de manera rápida y sencilla. Por ello, en este artículo reunimos algunos consejos y trucos para que tus ventanas, paredes de cristal, puertas de vidrio o espejos queden impolutos. ¡Como los chorros del oro!

Empieza por los marcos

Antes de embarcarnos con la limpieza del propio cristal, debemos comenzar primero con los marcos de la ventana, puerta o espejo. Si no lo limpias al principio es fácil que cuando lo vayas a hacer vuelvas a manchar los cristales que ya has limpiado.

Dependiendo del tipo de material del marco, habrá que limpiarlo de una forma diferente. Así, los marcos de aluminio podemos limpiarlos con agua templada y detergente. Si, por el contrario, los marcos son de madera, es mejor utilizar algún producto específico que no lo estropee.

Emplear productos específicos

Para limpiar los cristales de una forma adecuada siempre es una buena opción optar por los productos específicos que puedes adquirir en diferentes tiendas y supermercados. Puedes hacerlo mediante una bayeta o una esponja para esparcir el producto y frotar con suavidad, con cuidado de no rallar el vidrio, para que salga la suciedad y el polvo que recogen los cristales. Es recomendable hacer movimientos envolventes.

Para los cristales más sucios

Si los cristales que queremos limpiar tienen mucha suciedad podemos ir un paso más allá y hacer nosotros mismos una potente mezcla compuesta por agua, amoniaco y lavavajillas. Con ella iremos limpiando los cristales uno a uno y después enjuagaremos con una bayeta húmeda en agua limpia.

Si todavía no han salido todas las manchas podemos utilizar una rasqueta de goma para terminar de desprender la grasa y la suciedad más fuerte. Una vez que hayamos dejado los cristales limpios nos dispondremos a secarlos con un trapo suave y que no deje pelusas. Si no tenemos un trapo de estas características, un buen sustituto puede ser el papel de cocina.

Cabe mencionar, que a la hora de limpiar los cristales algunas personas, normalmente poco experimentadas, cometen el error de comenzar desde abajo hacia arriba. Esto da lugar a que cuando ya hemos limpiado lo de abajo, los chorretones de la parte superior lo vuelvan a ensuciar.

Alcohol para las huellas

Si el cristal no está muy sucio y tan solo tiene algunas marcas de huellas, podemos optar por emplear una mezcla de alcohol con agua para eliminarlas. Así, estas marcas tan habituales en hogares con niños tendrán sus días contados.

Lava tus trapos de limpieza

Una vez terminada la labor, llega el momento de recoger y limpiar nuestros instrumentos de trabajo. Es recomendable lavar los trapos de una forma correcta. Ello implica que no se laven con el resto de la ropa en la lavadora, puesto que ese jabón es demasiado abrasivo para los trapos. Por ello, es preferible limpiarlos con detergente neutro y sin suavizante. También podemos echar mano del vinagre y el agua tibia para dejarlos perfectos para volver a utilizarlos.