Son apuestos, hipercultos, defensores de la tradición musulmana e inmensamente ricos. Los herederos de las monarquías del Golfo y de países árabes como Jordania resultan misteriosos, desconocidos y sorprendentes. Su vida podría equipararse a los cuentos de las Mil y una noches, aunque no siempre todo es tan dorado y reluciente.

Y es que desde hace unos días la nómina de príncipes islámicos cuenta con un miembro menos tras la repentina muerte -por un fulminante ataque al corazón- del jeque Rashid bin Mohammed bin Rashid Al Maktoum, primogénito del emir Mohammed bin Rashid Al Maktoum, gobernador de Dubái y vicepresidente de Emiratos Árabes Unidos (EAU), fallecido el sábado 19 de septiembre, a los 33 años. Rashid fue despojado de su condición de príncipe heredero, a pesar de que era el mayor de los 22 hijos del emir de Dubái, fruto de su unión con su primera esposa, Sheika bin Maktoum. Ahora todas las miradas se dirigen a su hermano Hamdan, el príncipe poeta, conocido como Fazza, "alguien que ayuda a los demás", el seudónimo con el que firma sus poemas nabatís y también como el príncipe hot. Fazza, nacido en 1982, fue nombrado sucesor en 2008. Se formó en Inglaterra y en Estados Unidos y en su faceta más frívola exhibe en las redes sociales un estilo de vida excéntrico y repleto de carísimos caprichos, entre los que se cuentan coches y caballos.

En Jordania, el futuro del trono hachemita recaerá en Hussein bin al Abdullah, primogénito del rey Abdalá II y la reina Rania, que se llama como su abuelo, el recordado rey Hussein. Es guapo, joven y millonario. Estudia Ciencias Políticas en la Universidad de Georgetown y es hijo de una de las mujeres más admiradas del mundo tanto por lo personal como por su estilo.

El joven suele compartir en Instagram fotografías para conmemorar fechas señaladas, como el cumpleaños de su padre, al que se dirige como Su Majestad, o la graduación de su hermana la princesa Imán, que últimamente acompaña a su madre a diversos actos oficiales. El príncipe jordano comparte con sus más 177.000 seguidores en esta red social actividades diarias como su entrenamiento en el Ejército y fotos de lugares emblemáticos de su país.

Y entre las nuevas generaciones que ya han asumido tareas de gobierno destaca el actual emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Zani, nacido el 3 de junio de 1980, perteneciente a la dinastía de los Al Zani. El 25 de junio de 2013 su padre, Hamad bin Jalifa Al Zani, anunció ante los miembros de la familia real y figuras prominentes de la sociedad catarí su voluntad de abdicar en Tamim. Es el cuarto hijo del jeque y segundo de la jequesa Mozah bint Nasser al-Missned, segunda esposa de Hamad, célebre por su legendaria belleza.

Fue educado en la Sherborne School de Dorset, Gran Bretaña. Después, como es habitual entre la realeza árabe, asistió a la Real Academia de Sandhurst, donde se graduó en 1998. El nuevo emir es el soberano más joven de las monarquías del Golfo Pérsico.

Es dueño del club París Saint-Germain y presidente del Alto Consejo de Asuntos Económicos y de Inversiones. En 2005 se casó con la jequesa Jawaher, hija del jeque Hamad ben Suhaim al Zani, miembro de la familia real.

La pareja tiene en la actualidad cuatro hijos. Luego desposó a Al Anud Al Hajri, de otra gran familia catarí, con quien tiene dos hijos.

Entre sus posesiones destacan lugares tan lujosos como el hotel Monceau de París, el Gallia de Milán o el Royal Savoy Lausana de Suiza. El emir invirtió además en los grupos automovilísticos Volkswagen y Porsche, los bancos Barclays y Crédit Suisse, la Bolsa de Londres y el estudio Miramax Films perteneciente a Walt Disney, entre otras importantes compañías. En este caso, parece que la realidad supera al cuento más fantástico.